Juan
José Ríos Ríos
Una vez
más el gasto público se verá impactado con los pagos de la nómina de los
cientos de diputados denominados plurinominales, cuando por decisión de quienes
gozan del privilegio de ser los “representantes del pueblo” mantienen congelada
la iniciativa presentada por el senador Martí Batres, que proponía reducir el
número de diputados federales y senadores de representación proporcional, de
200 diputados que son actualmente a 100 de ellos y 32 senadurías para que sólo
quedaran 96 escaños en el Senado.
Más recientemente el diputado
Eugenio Gutiérrez Camacho (MORENA) presentó otra iniciativa de reforma
constitucional para eliminar las 200 diputaciones que son “electas” bajo el
principio de representación proporcional, mejor conocidos como plurinominales.
“Su existencia ya no es lógica ni ajustada a las realidades del Estado
democrático que vivimos”, está escrito que lo dijo en tribuna, propuesta que
plantea reformar los artículos 52 y 55, y derogar el precepto 54 de la
Constitución Política Mexicana.
Este diputado dijo también que los
plurinominales son una falsa representación del pueblo y que por su naturaleza
son otorgadas a personas electas por sus partidos, y no por el consentimiento
directo de los ciudadanos. “recaen en los intereses, compromisos y otras
cuestiones de cada partido, se trata de una supuesta representación popular en
la que a veces los plurinominales no conocen las necesidades de la población”,
abundó en su participación Gutiérrez Camacho.
Y esta carga no solamente ocurre en
el Congreso Federal, también en los congresos locales, es decir de cada estado,
existe esta figura “democrática”, “representativa y popular”, cuando los
ciudadanos la más de las veces ni los conocen, no votaron por ellos, no se sabe
qué hacen en favor de la población, sus “representados”, plurinominales que
repiten ahora gracias a las “democráticas” reformas hechas por los diputados
mediante la figura de la reelección, es decir, se despachan a su gusto y en
todos los sentidos.
Qué decir de los partidos políticos,
cuando gracias a la “democracia” que priva en el país existe también la
posibilidad de crear partidos políticos en cada elección, basta con reunir
cierto número de firmas o apoyos y lísto!, ya cubren el requisito y con ello se
les otorga legitimidad para recibir recursos públicos de manera generosa y que
generalmente lo utilizan de manera discrecional, a los candidatos que proponen
para cargos públicos no les otorga presupuesto, se rascan con sus propios uñas
y hasta los obtienen con compromisos.
Y este derroche de recursos públicos fue bien representado en las elecciones de seis de junio del 2021, por el Partido Encuentro Social (PES), Redes Sociales Progresistas (RSP) y Fuerza México, cuando no obtuvieron ni el tres por ciento de los votos emitidos en dicho proceso electoral, pero eso sí, el dinero que se les otorgó para hacer campaña no volvió a las arcas y el resultado que obtuvieron pone en tela de juicio su misma forma de registro, por el resultado tal vez ni quienes les firmaron para que existieran como partidos políticos votaron por ellos en esa elección, que al final y al cabo qué importa, el chiste es competir aunque no se gane, que al fin y al cabo dinero hay para seguirlo dilapidando de esta manera, como sucede con los diputados que están de más y sirven ¿a quién?
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