Víctor
Hugo Prado
Recientemente
la Universidad de Guadalajara decidió aprobar un programa de formación de
docentes y autoridades universitaria sobre la perspectiva de género. La
desigualdad de género, la discriminación y la violencia por motivos de género
son una realidad que conlleva problemáticas muy presentes en nuestro país y en
nuestro estado. La desigualdad, discriminación y violencia de género,
dificultan a muchas mujeres y personas con identidades de género diversas,
ejercer sus derechos, vivir en paz y desarrollar todo su potencial. La sociedad
misma en su conjunto pierde oportunidades de crecimiento al inhibir el talento
de niñas y jóvenes, al dificultar el acceso a puestos laborales y de poder a
las mujeres, al discriminar y violentar a personas con identidades de género
diversas y, en último término, al fallar en la básica función de proteger su
vida. El género, a diferencia del sexo, es una construcción cultural y
simbólica y, por lo tanto, nuestra interpretación del mismo, así como la manera
como interactuamos entre personas de distinto género puede ser transformada
para alcanzar un ambiente de igualdad, respeto y paz.
La
perspectiva de género entonces, es una visión, un enfoque teórico y político
que nos permite describir, comprender y analizar las relaciones entre mujeres y
hombres. Como método de análisis nos permite identificar barreras y obstáculos
hacia la mujer; para plantear mecanismos correctivos y acciones reivindicadoras.
Es una herramienta para el cambio de las relaciones entre mujeres y hombres, tendiente
a alcanzar el bienestar de las sociedades y la igualdad sustantiva.
Las
situaciones problemáticas que busca resolver son, evidentemente las desigualdades
sociales de las mujeres frente a los hombres en los distintos roles que
desempeñan como en la política, en las profesiones, en el ámbito laboral, en la
ciencia, e incluso en las actividades primordiales como las de limpieza del
hogar o del cuidado de personas mayores, enfermas o con alguna discapacidad
física. La violencia física, sexual, emocional y económica que se sigue
ejerciendo contra las mujeres, y por supuesto, el fenómeno cultural del
machismo basado tanto en el poder masculino patriarcal, como en la
inferiorización y la discriminación de las mujeres producto los estereotipos
que reducen o cosifican a la mujer.
Los
principales desafíos para alcanzar la igualdad sustantiva y de facto entre
mujeres y hombres, son los de romper barreras que enfatizan las diferencias
entre mujeres y hombres impulsando políticas transversales con visión holística
y sistémica. Formar a niños, jóvenes y adultos con perspectiva de género. Extender
la capacitación, información y educación a todos los ámbitos profesionales, así
como los propios funcionarios públicos encargados de velar por los derechos y
desterrar las condiciones estructurales de desigualdad e inequidad, construidos
socialmente a partir de la cultura que históricamente hemos heredado y, por
desgracia, seguimos reproduciendo.
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