Rafael
Rodríguez
La
cultura es la herramienta ideal para combatir la desigualdad social, aquella
que genera discriminación, exclusión, corrupción, violencia y un sin número de
males sociales que acarrean desestabilidad social, por lo que hablar sobre el
combate a la desigualdad es hablar de cultura, entendiendo que la cultura son
un conjunto de valores, costumbres, creencias y prácticas que constituyen la
forma de vida de un grupo específico, la identidad de una sociedad se rige por
la cultura, por lo que es de suma importancia invertir en ello.
En la mayoría de los casos, el concepto
tradicional de cultura o la primera imagen que proyectamos en nuestra mente es
ver personas con trajes típicos de sus pueblos, sin embargo, no es la
conceptualización ideal porque estaría muy limitado, por el contrario, la
cultura es nuestra identidad, es nuestra forma de pensar, es nuestras
costumbres, son nuestra forma de convivir con nuestros semejantes, por lo que
cultura, es un concepto muy amplio.
En
estos días de pandemia, los productos y/o actividades culturales han sido ese
salvavidas que nos ha permitido no volvernos locos o al menos nos han hecho más
leve al transitar, sin embargo, la cultura sigue sin ser esencial para los
gobiernos, se ve como gasto, no como inversión. Invertir en cultura es invertir
en progreso, en un cambio sustancial de conciencia social más positiva, donde
las ideas se conjugan y los criterios se toleran, donde la violencia se
erradica fomentando los valores, rescatando los tejidos sociales, formando
hombres y mujeres con decisión de cambio, sembrando esperanza y tolerancia.
La
cultura ha ganado más batallas que cualquiera, puesto que despierta
conciencias, identifica la miseria y genera estabilidad, fomenta el progreso y
combate la violencia como nadie, pues es desde la difusión de los valores como
empieza a permear en la sociedad y se convierte en un agente de cambio. Estos
tiempos violentos que vive nuestro país exige una clara decisión, invertir en
cultura para erradicar la violencia, se necesita definir una ruta que encamine
la identidad de los jóvenes, donde se normalice el respeto, la tolerancia, la
honestidad y las buenas prácticas, donde los jóvenes encuentren empatía con su
entorno, donde la diversidad de opiniones sea un punto de encuentro, de
fraternidad y no de choque.
Es
responsabilidad de todos la práctica de los valores, pues solo así podemos
cambiar nuestra realidad, es momento de alzar las voces calladas por la
violencia, es hora de reunirnos a rescatar nuestra identidad a través de la
música, a reunirnos en festivales de danzas tradicionales, a rendir culto a
nuestras creencias, a fomentar la inclusión, a dejar a un lado los estatus
sociales que solo abren la brecha de discriminación con nuestros semejantes, es
tiempo de formar una sociedad consiente de la problemática y desidia a realizar
un cambio desde nuestras familias.
Finalizó
con la frase de Mercedes Sosa, “La cultura es lo único que puede salvar un
pueblo, lo único, porque la cultura permite ver la miseria y combatirla. La
cultura permite distinguir lo que hay que cambiar y lo que se debe dejar, como
la bondad de la gente, el compartir una empanada, un vino...”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario