Víctor
Hugo Prado
Hace
días la Junta de Gobierno de la UNAM resolvió dar de baja al director del
Instituto de Investigaciones Estéticas. La razón, las declaraciones que hizo en
días pasados en un programa de radio en donde señaló que el “feminicidio es un
acto de amor”, las declaraciones se hicieron virales en la red, fueron
consideradas como apología de la violencia de género.
Nada
pasa ya desapercibido en las redes sociales y en los medios de comunicación en
general que no tenga reacciones, sobre todo las que son de mal gusto, las que
concitan al odio, las bromas pesadas, en las que se habla mal del trabajo o de
los superiores, las que insultan a la institución en la que uno mismo se
desarrollan, escribir con faltas de ortografía, publicar fotos inadecuadas.
Basta con que alguien advierta un exceso en la red y lo haga público, lo
conviertan viral para que de miles de usuarios regulares emitan comentarios y
críticas a lo publicado. Y con ello, las reacciones no se harán esperar, las
menos la crítica o la burla; las de mayor alcance, el riesgo de la integridad
física y la pérdida del trabajo.
En
el artículo publicado en la Revista de medicina de la UNAM, intitulado “Las
consideraciones éticas del uso de las redes sociales virtuales en la práctica
médica”, el doctor Armando Martínez, Profesor de Bioética, refiere que una
médica anestesióloga trabajaba en una institución pública de salud. Ésta tomó
fotografías de los procedimientos quirúrgicos donde participaba, y
posteriormente las subió a su muro de Facebook en medio de bromas y comentarios
denigrantes y ofensivos referentes a los pacientes. Los pacientes que eran
perfectamente reconocibles presentaron por este hecho una denuncia ante la
Procuraduría General de la República. La anestesióloga fue cesada de su cargo y
se rescindió su contrato, su comportamiento contravino los principios de ética
y profesionalismo de la institución donde laboraba y de la práctica médica.
Las
Redes sociales no solo son un tema de diversión o para expulsar los
sentimientos personales, son un espacio que han ido ocupando importante
reconocimiento en la práctica profesional, en lo comercial, educativo,
cultural, social, en la práctica de las actividades políticas. Son ahora una
forma de convivencia social, quiérase o no. Por ello, convendría que en la
escuela y en la familia se enseñen y adopten algunas prácticas de Netiqueta
entendidas como un conjunto de reglas que regulan el comportamiento de los
usuarios para comunicarse en la red.
Tener
en cuenta estas reglas, evitarán conflictos o agravios en la comunicación de
redes sociales, por ejemplo, tratar a las personas con las que te comunicas con
respeto, medir las palabras que dices, pues lo que escribes puede ser archivado
y luego utilizado en tu contra, en general tratar a los demás cómo nos gustaría
que nos traten.
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