Víctor
Hugo Prado
Se cumplieron
200 años de la entrada triunfante del Ejército Trigarante a la Ciudad de
México, dando así por consumada la lucha por la independencia. Brega que ya
alcanzaba los 11 años a partir del grito de Dolores que Miguel Hidalgo arengara
para llamar a la revuelta con la que se buscaría liberar al país de la corona
española.
Los
movimientos sociales que han derivado en grandes transformaciones sociales son el
resultado de grandes liderazgos y del esfuerzo de miles de mujeres y hombres
que los historiadores no registraron y que viven en el anonimato. La historia
tiene visiones reduccionistas de lo que sucedió en la realidad, pero si a
alguien le debemos la consumación de la independencia es sí, a los Generales
Guadalupe Victoria, a Vicente Guerrero, a Agustín de Iturbide, aunque haya
representado la supremacía de las fuerzas realistas, pero sobre todo a los
miles de mujeres y hombres que ofrendaron su vida por la libertad de la Nueva
España.
La
desigualdad social en la Nueva España, la preferencia de la Corona española por
los peninsulares para ocupar los cargos más importantes de la administración
colonial, los vientos de libertad como la independencia de los Estados Unidos,
la influencia de las ideas difundidas por la Revolución Francesa, de
libertad, igualdad ante la ley y fraternidad entre los pueblos. La lucha de los liberales que apoyaban la
Constitución de Cádiz contra Fernando VII, fueron factores que impulsaron la lucha
por la Independencia de México.
A
finales de la lucha interna, Agustín de Iturbide trato de derrotar a Vicente
Guerrero sin éxito, por lo cual le propuso una alianza para lograr la
Independencia, el insurgente Guerrero aceptó para obtener la autonomía absoluta
de España. En febrero de 1821, se reunieron en Acatempan, Gro., donde acordaron
las bases del Plan de Iguala, en el que se estableció la declaración de
Independencia; para el cumplimiento de estos acuerdos se formó el Ejército
Trigarante, sumándose nuevos caudillos al plan y obteniéndose nuevas victorias
sobre las tropas del gobierno virreinal, que fortalecieron la independencia. Finalmente,
en agosto de 1821 se firmaron los tratados de Córdoba, en los que se estableció
la Independencia de la Nación Mexicana, denominándose Imperio Mexicano, con un
gobierno monárquico constitucional.
Escribe
Agustín Basave, en un espléndido artículo llamado Historia, Verdad y Democracia
publicado en Milenio, que las historias oficiales suelen remover las impurezas
de la realidad para acomodar su narrativa. En México nos negamos a reconocer el
papel central que un representante del conservadurismo jugó en nuestra
emancipación. Un país que no respeta la verdad se corrompe, y por ello no es
sano allanarla. La verdad objetiva histórica puede develar heroísmo y villanía,
no hallar paraísos y avernos.
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