Rafael
Martínez Rodríguez
A pocas
semanas de que los gobiernos electos inicien con una etapa más, dentro de las
administraciones públicas municipales, vemos que los presidentes que repiten
gracias a la reelección se encuentran trabajando en los reacomodos de las
diferentes posiciones, dentro de la administración, preponderando los
conocimientos técnicos y profesionales contra los compromisos políticos, puesto
que son los que encaminan un gobierno de éxitos.
Por
otra parte, se encuentran los presidentes electos que vienen a realizar cambio
de poderes y de partidos políticos, por lo que se están encontrando con un
escenario diferente, recibiendo en muchos casos la hostilidad por parte de los
gobiernos salientes que se aferran al poder y se obstinan en reservarse toda la
información relevante hasta el último día de su gestión, por lo que es
imperante que se formule una estrategia para combatir estas prácticas.
El
acto protocolario de la entrega-recepción de la administración municipal, se ve
muchas veces aplazado al máximo tiempo de ley permitido, pues los servidores
públicos salientes determinan de manera dolosa que la transición se realice
bajo un escenario complicado a capricho, que termina por reflejarse en un
desgaste político entre los actores participantes en ese acto, y finaliza
perjudicando a la sociedad con ralentizar la instalación e implementación de
los servicios municipales.
El
acto de transición gubernamental evidencia la madurez política o la falta de
ella, y en los casos adversos detona con sacar lo peor de los actores
políticos, ocultando documentos, indicando a su personal la sustracción de
materiales propiedad del gobierno municipal, otorgando bases ilegales,
sindicalizando personal de su confianza, generando obstáculos para la
transición y un sinfín de detrimentos en perjuicio de la administración
entrante, considerando que su trabajo en pro de la población es más valioso que
las ideas de los nuevos integrantes del gobierno, cegados por el egoísmo y por
la falta de tacto político al igual que la madurez, dejan en el olvido que en
primer lugar perjudican a los ciudadanos que un día les otorgó la confianza de
representar a su municipio y que hoy lo traicionan al obstaculizar una
transición pasiva.
En
segundo lugar, olvidan que existe el código penal y la ley de responsabilidades
políticas y administrativas entre otras, para sancionar sus conductas ilegales
en detrimento del ayuntamiento, y esa misma ceguera los puede llevar a cometer
errores de los cuales pueden no salir bien librados si juegan con sus propios
intereses y apostando con sus caprichos de aferrarse al poder.
Como
ciudadanos sin miramiento de colores políticos, tenemos que exigir que se
respete la ley y respaldar a los presidentes electos para que exista una
inmediata implementación de la administración pública en beneficio de todos,
concluyo con la frase de Manuel Belgrano, “el modo de contener los delitos y
fomentar las virtudes es castigar al delincuente y proteger al inocente”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario