Víctor
Hugo Prado
Los
avances en la educación en lo general se miden a través de indicadores
numéricos, que dan cuenta del progreso o retroceso en algunas variables. El
aprovechamiento escolar, la matrícula, el rezago o reprobación, el abandono
escolar y la eficiencia terminal son los indicadores que en el argot de la
educación se denominan de tablero. Una escuela, un subsistema o un sistema
educativo debe medirlos para conocer cómo se mueven. Ahora con motivo de la
pandemia del Covid es más importante conocerlos.
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En materia de ingreso
escolar, nos dice que en lo general se observa una tendencia a la baja en todos
los subsistemas. El subsistema que ha tenido un comportamiento diferente ha
sido la Universidad de Guadalajara, que sigue manteniendo una tendencia al
incremento de éste.
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Se observa
una disminución de matrícula en la mayoría de los subsistemas. La reducción más
importante se tiene en el último año, afectado por la pandemia, en contraste
con la Universidad de Guadalajara que su matrícula ha ido en aumento.
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En la mayoría de los
subsistemas el abandono escolar en el último año, se disparó
significativamente, alcanzando alrededor del 10 % en promedio.
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A partir de la
pandemia el porcentaje de rezago educativo, entendido como el alumno que por
alguna razón no avanza en el grado escolar, se incrementó notablemente en la
mayoría de los subsistemas.
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En algunos
subsistemas su eficiencia terminal sigue siendo un aspecto a atender con
vehemencia, en promedio concluyen 65 alumnos de 100 que ingresan al nivel
educativo.
El retrato
del comportamiento de los indicadores, aunque general, debe tender a lo
específico, buscando encontrar la causa raíz del problema, los factores que
influyen y el impacto por regiones, por municipios y delegaciones, así como en
cada uno de los planteles. Que nos permita reconocer el verdadero golpe de la
pandemia y de otros fenómenos asociados al desaliento de continuar los estudios
de educación media superior.
No
olvidemos que detrás de cada número, existe un alumno, hombre o mujer, al que
de no atendérsele se le estará prescribiendo a privarse de un derecho que, a la
larga, lo hará mejor integrante de su comunidad, mejor ciudadano, con elementos
para continuar una carrera de educación superior o para llegar más habilitado a
los escenarios laborales cada vez más demandantes. Grandes retos tenemos como
sociedad, gobierno y actores educativos, en donde no se vale hacer nada.
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