Sandra
Gómez
Estimado
lector, ¿Has pensado que la forma en que te etiquetan en la niñez puede ser
positiva?; en la presente lectura encontraras una historia de Bill Gates y su
relación con el bullying. Las personas podemos ser muchas cosas, todo está en
nuestra MENTE, creadora de “creencias” positivas y negativas que también
impactan en nuestra conducta y el modelado de nuestra personalidad y carácter.
En
congruencia con lo que Bill Gates dice: “Que
me digan NERD, para mí nunca fue un insulto”; en realidad me gusta leer y esa
actividad me separa de la mayoría de las personas (…)”. Las personas
debemos ser eternos estudiantes, además no debemos subestimar a nuestros
competidores, por eso debemos de seguir preparándonos y rodeándonos de las
personas adecuadas; asimismo, es importante aprender a decir ¡NO! a todas
aquellas actividades que nos desvíen de la meta; muchas personas para no ser
etiquetadas dicen si a todo, y eso es un error. Las personas debemos hacer la
diferencia y para esto debemos trabajar primero en nuestra persona, hacernos de
un NOMBRE, entendido esto como “ser la
autoridad en la materia” de aquello que predicamos; diría mi madre; “predica con el ejemplo”; otros dicen “el ejemplo arrasa”. Lo cierto es que los
mejores lo logramos porque creemos en nosotros mismos y además nos sentimos
orgullosos de lo que hacemos y trasladamos eso a los miembros de nuestro equipo
de colaboradores; esto hace que nos ganemos el respeto de los demás, porque nos
respetamos a nosotros mismos y a nuestras ideas además de ser auténticos y
practicar el respeto como un verbo de acción, “Yo respeto, tu respetas,
nosotros respetamos (…)”.
La
mayoría de las cosas que pensamos probablemente no sucederán o simplemente
nosotros no las veremos, sin embargo, podremos estar equivocados, pero no locos
en SOÑAR despiertos. Todos los grandes proyectos e innovaciones empiezan en la
mente de alguna persona, y tal vez tu mi apreciado lector ahora mismo recuerdes
en algo que vez y dices “Yo lo había soñado” y ahora lo venden, por ejemplo:
En
el año de 1993, cuando fui madre por primera vez, mi mamá que dice ser de
Arroyo Hondo Jalisco me dio algunas lecciones, por ejemplo, CASO #1. El porta
bebé de tela estilo hamaca que se cruza como “cangurera”; para cargar
cómodamente a la niña la envolvió en un rebozo y la puso a manera de cuna y así
mi madre dejo libre sus manos para seguir haciendo sus actividades. Años después, vi que era la novedad y me
dije a mi misma, si eso yo lo vi con mi hija y con mis primitos…, en fin,
que es únicamente una innovación, las mujeres que usaban reboso ya lo habían
inventado. Y así podemos seguir la lista de artículos de uso cotidiano que
dejamos de valorar porque los vemos en nuestra vida diaria y les hemos
menospreciado, el valor de las cosas se lo damos los usuarios. Algunos de
los estudios sobre ergonomía apuntan a que esas prácticas de cargar al bebé
cerca de nuestro calor y escuchando los latidos del corazón de un humano le
aportaban bienestar al menor. En ese mismo sentido, CASO #2. La idea de los
pañales de tela lavables; ¡Oh Dios!, pues también los usamos, y es ahora una
industria en auge para quienes los fabrican y comercializan, adaptando una
vieja práctica con una nueva presentación; esta innovación además es
sustentable, ecológica y mejor para la sensible piel de nuestro bebé.
Las
personas se burlan de otros cuando en su interior ellos mismos no se sienten
aceptados; asimismo existe la posibilidad de que esa palabra que usan para
“ofender” para ellos tenga un significado distinto. CASO #3. Cabezón. Cuando a
un niño le dicen cabezón y en efecto tiene una apariencia desproporcionada del
tamaño de su cabeza con su cuerpo; se tiende a pensar que es una ofensa. Tanto
niños como adultos son imprudentes, insensibles y miran y asignan ETIQUETAS que
pueden afectar emocionalmente al menor a menos que sus padres le preparen para
esta situación; y aun así va a depender de la autoestima de la persona para
cambiar la intención aplicada a la palabra y al mismo significante otorgarle un
diferente significado. Hace muchos años mi hermano Miguel Ángel me compartía
una historia de vida que le sucedió cuando era un niño llego muy triste con
papá y le pregunto: ¿Por qué estoy cabezón?, a lo que mi padre respondió,
estamos, porque los cabezones somos más inteligentes. Esta simple respuesta fue
satisfactoria al grado que cada vez que escuchaba que se lo decían, en
automático el cambiaba el interruptor a pensar me dicen que soy muy
inteligente, me reconocen como inteligente, soy inteligente, etc. Muchos años después, a uno de mis hijos le
sucedió lo mismo, su maestra de Kínder le decía una y otra vez “con mucho
cariño” cabezón y al hablar con ella de la molestia de mi hijo me dijo que era
con cariño, y recordé lo que mi hermano en alguna ocasión me había contado su
anécdota con papá y acto seguido lo compartí con mi familia y mi hermano le
dijo su historia. Eso resolvió el asunto y acepto su diferencia física como una
virtud y herencia familiar.
Siempre
debemos otorgar el valor a las historias de vida familiares, a las narrativas
que nos ayuden a aceptar nuestras diferencias físicas a sentirnos simplemente
DIFERENTES y hacer de esta diferencia parte de nuestra identidad. Habrá cosas
que podamos cambiar, pero muchas otras simplemente las debemos aceptar; y esta
aceptación empieza en la educación que se recibe dentro del hogar.
La
personalidad se modela a través de las creencias, una percepción de la realidad
que nos impide crecer eso puede significar una etiqueta, porque creemos en las
etiquetas negativas más que en las cualidades que también nos mencionan,
incluso diciendo a quien tiene una creencia positiva nuestra que no es cierto
lo que dice o minimizando con palabras como “solo lo dices porque eres mi
madre”, entre otras. Trabajar con el auto concepto, es parte de aceptar las
etiquetas. Es mucho más importante lo que nosotros creemos de nosotros mismos
que lo que cualquier persona pueda decir. No dejes de soñar a lo grande, usa
tus etiquetas como insignias de valor; aprende a decir no y a aceptar lo
halagos; reconócete como único y acepta tus diferencias y úsalas a tu favor.
Cuando veo a algunos actores “tan Feos” y con tanto trabajo, solo me queda
pensar que están en la pantalla porque su TRABAJO habla por ellos no su
apariencia. Son excelentes en lo que hacen, hacen la diferencia, se
especializan y logramos reconocer su NOMBRE y lo asociamos #1 a su trabajo.
Soñaron y trabajaron en su autoconfianza trabajaron tanto en un nivel personal
como en el área del desarrollo de conocimientos y habilidades hasta lograr su
meta. Rétate a ti mismo como lo haría un tenor, mejora tu quehacer, trabaja en
tus talentos, acéptate y fortalece tus capacidades.
Los
maestros en conjunto con los padres cambiamos las vidas; el uso de etiquetas lo
puede hacer para transformarles en una vida MEJOR o peor; ¿Qué haces por tu
hijo o alumno, para que tenga un adecuado y justo auto concepto?; comenta que
etiquetas has tenido y cuales has puesto para bien o para mal. Si te gusta este
tipo de publicaciones, comenta y comparte. Hasta la siguiente historia de vida
Dra. Sandra Gómez Patiño.
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