La vida continúa
José Luis Vivar
Cuando un escritor fallece, quedan
sus libros como testimonio de su paso por la tierra. Libros que están a la
espera de volver a ser leídos, libros que invitan a nuevos lectores. En otras
palabras, la lectura es el medio para que ese autor desaparecido vuelva a la
vida, y nos comparta sus historias, sus mundos.
Uno
de esos autores es el recientemente fallecido Víctor Manuel Pazarín, quien deja
una obra vasta e interesante, tanto poética, como narrativa. Además de sus
ensayos y artículos periodísticos que publicó en diferentes medios impresos y
digitales.
Elegir
uno o varios títulos que lo representen no es tarea fácil. Sobre todo, por la
variedad de géneros y temática que abordaba. Su versatilidad lo llevó por
diferentes caminos en el universo de las letras. Por eso, como lector me
inclino por “Puentes”, y “Arreola, un Taller Continuo”.
“Puentes”
(editorial Mala Estrella, 1993), es un pequeño volumen de relatos, y es con el
cual Pazarín -como siempre se le conoció-, hizo su debut como escritor. Ese
mismo año de su publicación tuve la oportunidad de conocerlo y de recibir de
sus manos el mencionado libro con una dedicatoria.
El
auditorio “Consuelito Velázquez”, de la Casa de la Cultura de Zapotlán el
Grande, fue el escenario para que el poeta y escritor Pedro Mariscal presentara
“Puentes”, al tiempo que se dio lectura a algunos de los relatos. Por la
calidad de esos primeros relatos, le auguró al joven Pazarín un futuro
brillante y de éxito. Palabras proféticas porque a este volumen le siguieron
otros más. No se quedó estancado en ese primer libro y despedida, algo tan
común en muchas futuras promesas.
El
otro libro por destacar es “Arreola un Taller Continuo” (Editorial Ágata, 1995)
que presenta una serie de entrevistas con escritores que se formaron en las
sesiones del taller literario del escritor zapotlense Juan José Arreola. Dicha
obra le tomó alrededor de tres años realizarla, porque conseguir que algunos de
esos autores quisieran participar no fue nada fácil. Sin embargo, al final
resulta ser un extraordinario trabajo periodístico debido a que lograr extraer
lo más representativo de las experiencias vividas en cada participante.
Además
del mismo Juan José Arreola, y su hijo Oro, figuran los nombres de 16
escritores, entre ellos: José Agustín, Vicente Leñero, René Avilés Fabila,
Jorge Arturo Ojeda, entre otros. A través de esos diálogos, Pazarín logra
mostrarnos la metodología de trabajo en dicho taller, algunas anécdotas literarias
y de la vida cotidiana del genial escritor.
Muestra
también cómo a través del esfuerzo y la disciplina es que muchos lograron
convertirse en escritores reconocidos, y cómo las enseñanzas de su maestro les
sirvieron y les han servido para mantenerse activos. Es cierto también que
algunos de estos autores han fallecido, pero su obra permanece vigente.
Como
documento histórico y como obra de consulta, “Arreola un Taller Continuo”, es
una oportunidad para conocer al Arreola maestro, al charlista, al hombre
generoso que publicaba a sus alumnos en la revista Mester. Y es al mismo
tiempo, un ejemplo y un legado que nos deja un escritor llamado Víctor Manuel
Pazarín.
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