El
Volcán/Sader
La
producción de frambuesa en Jalisco sigue en ascenso. Tan es así que la entidad ocupa
el primer lugar nacional en esta fruta denominada “el oro rojo del campo
mexicano”, ya que ha tenido una demanda al alza en el mercado de exportación y
también en el ámbito doméstico.
El cierre de 2020 trajo consigo la producción de 104 mil toneladas en 6 mil 269 hectáreas, según las cifras oficiales. Esto trae consigo una significativa derrama económica en los municipios donde se cultiva, algunos de ellos muy cercanos a la zona conurbada tapatía.
Por la importancia de este cultivo, junto con las demás
berries, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER Jalisco), a
través de la Dirección General de Fomento Agropecuario, tiene contacto permanente
con este sector, al que se le brinda apoyo en programas específicos, como el de
extensionismo y la certificación de pequeñas unidades productivas.
Un ejemplo del despegue de la frambuesa se ha dado
en Jocotepec, donde el cultivo inició a principios de los años 90 y se ha
extendido progresivamente, al grado de que ya saturó las tierras que tienen disponibilidad
de agua para riego en el territorio municipal.
Así lo comunicó el director de Desarrollo Rural de
este municipio, Francisco Salazar Hernández, quien refirió que ha sido tal el
incremento de la superficie de frambuesa (y otras berries) que algunos productores
que han sido exitosos con esta fruta, rentan tierras en otros municipios de la
entidad. “Normalmente su forma de trabajar es rentar únicamente. Hacen su contrato
por cinco o diez años, sobre todo cuando tienen la seguridad sobre la
disposición del agua. Muchos de los empresarios de aquí, de Jocotepec, se han ido
del lado de Mazamitla y del lago de Ciudad Guzmán”.
Por cierto, Jocotepec concentra la cuarta parte de
la producción estatal con 22 mil 382 toneladas, según el reporte oficial.
El funcionario hizo notar que la gran rentabilidad
del cultivo, como también ocurre con los arándanos, las zarzamoras y las fresas,
ha sido la clave de la expansión, dado que hay utilidades muy superiores a la
siembra de los granos tradicionales. Agregó que también hay necesidad de
inversiones iniciales de gran tamaño que luego se compensan con las tasas de
retorno.
Francisco Salazar detalló que este arrendamiento de
las tierras, distinta para el descanso de las propias, es una medida obligada por
las recomendaciones técnicas de las empresas compradoras de las berries, pues
sirven para revertir el agotamiento que se tiene en las parcelas luego de
varios años del mismo cultivo. Abundó que en este descanso de las tierras, que
tarda de uno a dos años, se introduce también materia orgánica para que las tierras
recuperen su fertilidad y potencial productivo.
El funcionario municipal trajo a colación
que algunas tierras cercanas a las localidades de Las Trojes, Potrerillos y San
Luciano, quedan disponibles para el cultivo de berries, pero no se utilizan para
ello por no tener el riego; mientras que en Zapotitán, Huejotitán y en la
cabecera, donde sí hay agua, prácticamente ya no hay parcelas disponibles.
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