La vida continua
José Luis Vivar
Guillermo Arriaga, el escritor, el
que hace obra para cine (jamás ha aceptado que se le llame guion a su trabajo,
ni guionista), el cineasta, pero, antes que nada, el cazador, como suele
definirse. Estuvo hace poco en una entrevista en YouTube para presentar su
novela Salvar el Fuego, Premio Alfaguara 2020. Aunque en esta ocasión no se le
vio en alguna librería o en una sala de las instalaciones en la Expo, ni
tampoco al final convivió con sus lectores, sino que lo hizo a través de una
plataforma digital, como ha venido ocurriendo en los últimos meses por las
razones de todos conocidas.
En
sus intervenciones habló de esta obra que cuenta la historia de Marina,
coreógrafa, casada con un hombre acaudalado y madre de familia con tres hijos,
quien es invitada a presentarse con su ballet en el Reclusorio Oriente de la
Ciudad de México, donde por cuestiones del azar conoce al reo José Cuauhtémoc,
con quien mantiene un intenso amorío que la llevará a vivir algo más que una
aventura.
En
apariencia parece tratarse de una historia más, pero no es así, esta novela
tiene el poder de seducir a través de un lenguaje poderoso que se antepone a lo
anecdótico. Si en El Salvaje -su anterior obra-, Arriaga mostraba un dominio
extraordinario en el manejo de atmósferas, descripciones y diálogos, en Salvar
el Fuego se presenta como un narrador de mayor madurez que se desdobla en una
extensa galería de seres que se mueven en distintos estratos sociales.
Los
contrastes socioculturales no chocan, explotan entre una página y otra. Las
clases altas, media y el lumpen se entretejen teniendo como telón de fondo un
país convulsionado por la violencia, el narco y la impunidad. Ni buenos ni
malos, todos los personajes tienen una parte oscura en sus vidas que los
delata.
La
confesión y la poesía se presentan para darle voz a los presos y al mismo José
Cuauhtémoc. Son vivencias desgarradoras, tristes, y a veces llenas de ternura o
un extraño sentido del humor negro. A este respecto muchos lectores pensaron
que el autor las había recopilado de la vida real, pero su autor lo niega, y
señala que todos estos ejercicios narrativos son suyos. Nada es prestado, nada
es ajeno.
El
erotismo es algo que no es ajeno en las historias de Arriaga; es el anverso de
la moneda; del lado opuesto se encuentra la muerte. Eros y Thanatos se
complementan para darle equilibrio a la novela. Por eso como él mismo señala,
lo que viven Marina y José Cuauhtémoc llama tanto la atención de muchas mujeres
que al inmiscuirse en la trama viven la libertad sexual de la coreógrafa, una
libertad que tiene un alto costo, pero que a ella no le importa con tal de
alcanzar la felicidad, porque a pesar de los lujos y comodidades en que su
existencia se desarrolla, reconoce que se siente vacía.
Salvar
el Fuego invita a ser leída. Es una excelente novela, y una oportunidad para
adentrarse al mundo de Guillermo Arriaga, conocedor de la condición humana
llevada a límites insospechados. Antes de retirarse agradece la presentación y
prometió que volverá a estar en la FIL el próximo año.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario