El
Volcán/Sader
El
panorama para la producción de pitaya jalisciense sigue con novedades positivas.
Además de las obras del Corredor Pitayero en la Región Lagunas para mejorar su
comercialización, también se tienen en marcha las gestiones para la protección
de la identidad genética de algunas variedades de esta cactácea de gran peso
socioeconómico en esta comarca y otras regiones del agro estatal, según lo
comunicó el responsable del despacho de la Secretaría Agricultura y Desarrollo
Rural (SADER Jalisco), Salvador Álvarez García.
Puntualizó que el impacto estas obras del corredor, situado en los municipios de Amacueca y Techaluta, se verá en esta temporada de venta de pitayas, cuya producción se tendrá en pleno a fines de este mes y hasta que lleguen las lluvias.
Por su parte, el director de Fomento Hortofrutícola
de la SADER Jalisco, Néstor Olivares Mora, refirió que el tema de la identidad
genética supone registrar algunas variedades ante el Servicio Nacional de
Inspección y Certificación de Semillas (SNICS) del gobierno federal, para prevenir
que en otras partes del país o del mundo se las adjudiquen como especies
propias.
Las variedades que se pretende blindar con el
registro del SNICS son las que llevan los nombres populares de Mamey,
Tenamaxtle, Amarilla (color naranja débil), Blanca ácida, Morada y Blanca, todas
ellas del género Stenocereus.
que luego de
un trabajo de campo y de sistematización de información, ya se tienen en marcha
las gestiones necesarias: “De parte de la academia han tenido esa incursión
para blindar la genética de las pitayas y no dejar libre esa ruta, porque en
otros países podrían utilizar la genética para propagarla”.
Olivares refirió que, en el trabajo técnico sobre la genética de las pitayas jaliscienses, se ha tenido trabajo de extensionistas y de investigadores de esta cactácea, como el caso de Juan Florencio Gómez Leyva y su equipo del Instituto Tecnológico Agropecuario (ITA) de Tlajomulco.
Gómez Levya detalló que además del trabajo de sistematizar
la información para su entrega al SNICS, también se ha trabajado en acciones
encaminadas a brindar apoyo a los productores pitayeros. Como ejemplo en este
punto, citó la elaboración de un biopolímero que impregna la cáscara de la
pitaya y le brinda mayor vida de anaquel, de modo que se reduce la caducidad.
Asimismo, indicó que se ha trabajado en la
propagación de metodologías agronómicas ligadas a la agricultura orgánica para
incidir en un enfoque sustentable.
Por
cierto, los parajes pitayeros jaliscienses se concentran en la Región Lagunas,
particularmente en Techaluta de Montenegro, Amacueca, Teocuitatlán de Corona y
Zacoalco de Torres, por mencionar algunos municipios. Aunque también hay en
otras latitudes, como en el famoso Llano en Llamas.
A su vez, el extensionista Ricardo Navarro Hernández comentó que ya son 20 años en los que se ha avanzado gradualmente en la tecnificación de la pitaya en la Región Lagunas, lo que registra avances importantes en reducir el tiempo de aprovechamiento de las plantas con técnicas de mejoramiento de suelos y fertilización. Aunque reconoció que hay el reto de socializar lo más posible estos a avances.
Añadió que ha sido notoria la actuación de la SADER
Jalisco con mantener el extensionismo y llevar esquemas de apoyo a otras
regiones con potencial pitayero, como fue el Programa de Desarrollo Territorial
(Prodeter) de 2019 al municipio de
Zapotitlán de Vadillo.
Navarro Hernández destacó la relevancia de la
protección legal de la genética de las pitayas, algo que ya se hizo en Oaxaca,
entidad líder en volumen de producción, seguida de Jalisco.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario