Rafael
Martínez
Comienzan
las campañas electorales y, con ello, un sinfín de ofertas políticas que
estaremos viendo día a día, a través de los diferentes medios de comunicación,
es una efervescencia que viene acompañada de apasionamientos y sin lugar a
dudas, de compromisos con los diferentes sectores de nuestra sociedad.
A
días de que se registren todos los candidatos en nuestro distrito, en los
diferentes puestos de elección popular, estamos conociendo diferentes
expresiones políticas que estarán contendiendo, y que está caracterizando este
proceso electoral como un interminable desfile de opciones políticas.
Todos
los partidos de nueva creación, junto con los ya conocidos, están mareando a la
opinión pública, puesto que se están cambiando los escenarios día con día y
algunos partidos son tan evidentes en sus alianzas, otros muy cautelosos en su
forma de hacer política, pero todos tienen algo en común, que es vencer al
partido del presidente de la república.
La división entre los mexicanos que ha venido
realizando el presidente de la república, desde la silla presidencial está
rindiendo frutos, y esta división no es otra cosa más que dejar dos opciones
políticas en todo el país, la primera es los seguidores del presidente y la
otra es, todos los partidos que no sean afín al presidente.
Esta
decisión de dividir a los mexicanos es atroz y despiadada, pues esto no abona
en el desarrollo y la hermandad del país, por el contrario, esto se convierte
en el precipicio del fracaso del país en todos los sentidos, pues para el
presidente es más importante mantener el poder que ponerse a gobernar.
En Jalisco las múltiples opciones de partidos
obedecen a la división, donde la estrategia de los partidos está funcionando,
donde el partido del presidente de la república se ha perdido en dos cosas, la
primera en su interminable lista de precandidatos que va a crear más división
que unión interna en su partido. La segunda, es que fue absorbida por las
cantidades de partidos que participan y lo convierten en uno más de tantos, no
en esa división política que quería su líder moral.
Todo
lo anterior, en resumidas cuentas, ha dejado un barco político en alta mar sin
rumbo y lejos de puerto, donde aplicará el viejo dicho, “a río revuelto
ganancia de pescadores”, y en este proceso electoral, los candidatos que
lleguen al inicio de la campaña sin divisiones internas en sus partidos,
tendrán una ventaja enorme sobre sus contrincantes que hayan padecido la
selección de candidatos en sus partidos.
Todo
el mareo político que ocasiona la presentación de innumerables precandidatos,
todo el alboroto que genera que, algunos presidentes del distrito, cambien
súbitamente de partido y se acabe su credibilidad de un momento a otro, todos
esos actos tendientes en posicionar un partido de la noche a la mañana o
persona, no es otra cosa más que un serio problema de identidad política y de
intereses desmedidos por el control del poder ejercido a través de la
democracia.
Todo
este río de opciones nos obliga como ciudadanos a involucrarnos, y no dejarnos
gobernar por personas enfermas de poder o de partidos políticos que solo
quieren acaparar sus intereses, lejos del bienestar de los ciudadanos; concluyo
con la frase de Charles de Gaulle:
“La política es un asunto demasiado
serio como para confiárselo a los políticos”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario