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sábado, 27 de marzo de 2021

¿Lo habías pensado?




  

Sandra Guadalupe Cueto López

 

 

Pensar, sentir y hacer, las acciones de estos tres verbos están íntimamente relacionadas entre sí y a su vez repercuten de manera recíproca en cada uno de nosotros. Esto significa que nuestros pensamientos influyen directamente en nuestros sentimientos y estos condicionan nuestras conductas.



Pensar es la creencia que genera la actitud con la que afrontamos lo que vivimos día a día; sentir es la emoción agradable o desagradable que impulsa en nosotros unas conductas u otras; y hacer es la conducta que elegimos.


La neurociencia dice que al experimentar un estímulo concreto se convierte en una emoción básica, y que al ir racionalizando esa emoción buscamos más información almacenada en nuestro cerebro y así construimos el sentimiento.


Es conveniente recordar la importancia de nuestros pensamientos e identificar los que no nos apoyan para tener conductas adecuadas, al identificarlos los podremos evitar. De hecho, los pensamientos se automatizan y se convierten en hábitos que logran controlarnos si no tomamos conciencia de ellos.





En cuestión de pensamientos estás a favor o en contra de ellos y eso nos provoca emociones agradables o desagradables; no hay actitudes neutras, o son positivas o son negativas que condicionan nuestras conductas “para bien o para mal”. De esta manera el conjunto de pensamientos, emociones y conductas afectan o benefician nuestra salud, ¡tomemos la mejor decisión!


Todo pensamiento provoca un sentimiento y una actitud que mueve nuestras conductas, su influencia construye caminos.

 

*Asesor del Centro de Actualización del Magisterio.


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