Pedro
Vargas Avalos
Las
personas importantes son por lo general muy escuchadas en todo lugar y por todo
mundo. Y si esos sujetos además son de grandes conocimientos, con mayor razón.
Sin embargo, eso no quiere decir que sean sabios, aunque desde luego que
pudieran serlo.
Sabio,
es quien además de poseer conocimiento profundo en ciencias, letras,
humanidades o artes, muestra buen juicio, prudencia y madurez en sus actos y
decisiones; pero si estas repercuten en lo sociopolítico, también ha de
ostentar civismo.
Lo
anterior viene a cuento con motivo de las constantes opiniones críticas que
vierten los intelectuales, del signo que fueren, sobre las acciones de la
Cuatro T, lo cual es lo mismo que decir contra el presidente López Obrador.
De
entre esos supuestos doctos personajes destacan Héctor Aguilar Camín y el
ingeniero industrial Enrique Krauze. Del primero la mera verdad no vale la pena
ocuparse, por sus manifiestos desapegos imaginativos (como injuriar al
tabasqueño) y su congénito oportunismo. Del segundo, que se supo ganar un
cierto aprecio por muchísimos mexicanos y no pocos extranjeros, ya por sus
libros sobre historia, sus ensayos y labor editorial, nos deben preocupar sus
expresiones recientemente publicadas (15 de marzo) en el New York Times,
influyente diario estadounidense donde colabora.
La
ocasión se presentó luego de la entrevista virtual entre los mandatarios de la
nación del Tío Sam y de nuestro México, el uno del presente marzo. En
conclusión, allí Biden expresó con una frase tajante cual será la relación
entre ambos países: “Ustedes son nuestros iguales”, subrayó, agregando que, si
se trabaja conjuntamente mayores serán los logros y fortalezas. Por su parte
AMLO manifestó que el diálogo, se “desarrolló con mucho respeto, amistad y
colaboración”.
En
su artículo del periódico neoyorquino, Krauze afirma que “debemos trabajar para
salvaguardar la libertad, la democracia y el Estado de derecho en México, bajo
el régimen personalista del presidente Andrés Manuel López Obrador.” El
encabezado de la citada colaboración es: “¿Puede Biden ayudar a contener el
declive democrático de México?” y tras ese cintillo, agrega: “El presidente de
Estados Unidos podría persuadir a Andrés Manuel López Obrador de que valores
comunes hacen buenos vecinos, más si son socios y amigos.”
Ni
tardo ni perezoso, AMLO contestó al historiógrafo: “Krauze escribe pidiendo la
intervención del presidente Biden para que venga él a moderarnos. Es el colmo.”
(mañanera del 17 de marzo). Y tras indicar que mejor debería pedir al
norteamericano que lo nombre embajador en México, califica al susodicho
colaborador del NYT: “La verdad es que él es un empresario de la industria
editorial, que recibía muchos apoyos del gobierno anterior; más que historiador
en sentido estricto, pues, es un empresario.”
Ciertamente,
no se puede negar que Krauze es un atinado empresario: sus compañías como
“Clío” y “Letras Libres” le han generado pingues ganancias, sobre todo
recibiendo jugosos apoyos del gobierno, llámese federal o local, e incluso de
negocios gigantes como Televisa.
En
cuanto a su carrera profesional, poco o nada sabemos si ha hecho mayor cosa. En
cambio, en su papel de ensayista se ha destacado desde que debutó en la revista
“Vuelta” del bien recordado Octavio Paz. Y al fundar la publicación de “Letras
Libres”, afianzó su posición y se volvió “intelectual orgánico”, pues los
llamados gobiernos neoliberales no solo lo cobijaron en lo económico, sino que
le hacían caso en cuanto a sus opiniones.
Para
los seguidores de AMLO, con sus recientes opiniones, Krauze “lo que está
planteando es que se tenga un embajador como Henry Wilson, que preparó el golpe
de Estado y el asesinato del presidente Madero.” Quizás eso sea exagerado, pero
sí que es desatinado plantear que Biden de lecciones y señale senderos al
mandatario azteca.
Al
respecto afirma Krauze, por cierto, practicante del judaísmo: “Biden puede
transmitir a López Obrador el mensaje de que nada ayuda más a una buena
vecindad que los valores compartidos, sobre todo si los vecinos son socios y
amigos.” Porque según él: “Mientras el Estados Unidos encabezado por Joe Biden
trabaja para fortalecer el sustento institucional de su democracia liberal, la
joven democracia mexicana, encabezada por un líder populista que atiza la
polarización, continúa declinando bajo su deriva autocrática.” Y con visión de
augur, conjetura: “Este fenómeno podría ahondarse si su partido (MORENA)
triunfa en las elecciones legislativas intermedias, que se llevarán a cabo en
junio.”
La
metralla de Krauze, ya sin cortapisas, se desencadena, pues afirma que López Obrador
polarizó al país, “degradó el lenguaje político, mintió, defendió su realidad
alternativa contra las “noticias falsas”, atacó a la prensa, insultó a los
críticos, subordinó al Senado, evadió la transparencia, incrementó su control
sobre el sistema de justicia, imperó sobre su partido y desacreditó al sistema
electoral.”
Por
lo anterior, si el partido de AMLO triunfa en los comicios de junio, para el
ensayista de marras, “El gobierno de México se habrá convertido en el dominio
de un solo hombre.” Ah, pero eso sí, en caso de que pierda las elecciones y con
ello la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, México recuperaría cierto
equilibrio en sus poderes.”
En
conclusión, para Krauze, López Obrador, sencillamente, no cree en el Estado de
derecho para resolver los problemas de México. Por el contrario, se comporta a
veces como si él encarnara al Estado y a la ley.
Como
podrá verse, los aciertos y desaciertos, atinos y desatinos, del multicitado
editor empresario, caminan al parejo, de allí que no se le pueda creer todo lo
que escribe. AMLO tendrá seguramente muchos defectos, pero su honradez,
perseverancia pacifista, convicción libertaria, laboriosidad y amor por su
patria, tanto como por la mayoría de sus conciudadanos, no pueden estar en tela
de juicio. Bajo su mandato existe libertad de expresión y de trabajo, de
educación y credos, renglones que hacen resaltar los desatinos de intelectuales
que, para ser sabios, les falta sabiduría, civismo y buen juicio.
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