Recuerdos
del andar de un mariachi
René
Chávez Deniz
La
primera salida al extranjero que hizo el Mariachi Vargas con Pedro Infante fue
a Managua, Nicaragua, del 28 de diciembre de 1954 al 2 de enero de 1955.
Si, ya tenía mucho público. Los lugares llenos siempre: centros nocturnos, estaciones de radio, teatros y cines. Estando en Managua, el empresario le die a pedro que íbamos a ir nada más y nada menos que con Anastasio Somoza, hijo del dictador Anastasio Somoza García, que estaba en el poder. La pachanga de Tachito Somoza fue en yate que estaba fondeado en el algo de Managua. Que lujo, que elegancia que derroche de dinero llegamos.
El
mariachi toco por 45 minutos y hubo un descanso de 15, luego salió Pedro, fue
apoteótico aquello; muchas ovaciones en cada canción. Una hora les canto y no
lo dejaban meter. Por fin se despidió. Otra fuerte ovación. “van a cenar”, nos
dice el empresario. “ya terminaron por hoy”.
Pero al terminar de cenar no había lancha disponible que los llevara a tierra firme. Pues el yate estaba como a tres kilómetros de los muelles, y toda la gente que había la llevaban en lanchas al yate. Resulta que mientras había una lancha disponible para que los sacaran del yate, paso una hora. A Pedro no le gusto eso. No dijo nada, pero se le vio en la cara.
En
eso empezó un desgarriate. Los invitados empezaron a destapar champañas como si
fueran refrescos y a bañarse unos a otros. Se habla de cajas y cajas de champan
de a 400 dólares la botella, en dinero de aquel tiempo.
Pasaron
15 minutos más. Pedro estaba que trinaba de coraje. Era la una de la mañana. El
y el mariachi ya tenían hora y media esperando una de tantas lanchas para que
nos regresaran a tierra y a la vez al hotel.
En
eso llega un oficial de la guardia de Tachito Somoza. Traía más condecoraciones
en el pecho que don Porfis Díaz. Le dice Pedro: - mi capitán, por favor
comuníquenle al joven Somoza que tenemos que retirar. Pues por lo que sé, no
hay una lancha disponible para que nos lleven. Además, mañana temprano tenemos
otros eventos.
Le
contesta el dichoso capitán: “mire caballero, yo ignoraba e’to. En et’o mi’ mo
momento doy instruccione’ ¡ute no se preocupe ma’¡fue así que salimos del
famoso yate.
Al otro
día, estábamos en el comedor. Pues estábamos por salir a hacer dos cines y a
las 10 de la noche, un cabaret de mucho postín. De la presidencia llego al
hotel otro militar, un coronel. Pedro Infante estaba cenando. El coronel se le
cuadra a Pedro, como le hacía militar, y le dice:
- No se
pare, Pedrito, solo vengo a hacerle entrega de e’ta invitación que le envía por
mi conducto el presidente generalísimo e ilustrísimo Anastasio Somoza, así que
dese por recibido de e’ta misiva. – de nuevo se le cuadró- con su permiso
Pedrito.
Se
retiró el coronel. Ya en el camino, Pedro leyó la invitación y nos dice: “¿qué
creen? Que me invitan a una cena a la presidencia”. No hubo comentarios.
En la
noche, cuando el mariachi termino su respetiva presentación musical, se
dirigían al hotel y se le ocurre a uno del mariachi preguntarle a Pedro a qué
horas se iba a ir a la cena con el generalísimo.
Pedro
contesto: - yo vengo con ustedes, somos un grupo; somos compañeros y venimos
juntos. Este viejo me invita nomas a mí y a ustedes los está cortando, porque
ni siquiera los menciona aquí en la invitación.
- ¿Qué?
¿no vas a ir? Se le pregunta a Pedro
- Ya
dije que no, y es no.
Sin
duda un corazón de oro tenía Pedro para todos los integrantes del mariachi.
- ¡ah!
–dice- pidan dos botellas, de los quieran, a mi cargo. ¡Ai que las disfruten!
Día con
día cuando salíamos de gira con él, así estuviéramos donde fuera, pedía Pedro
conferencia telefónica por la noche con doña Cuquita, su mamá. Esa noche de año
nuevo de 1954, dejo dicho en la administración que en cuanto terminara de
hablar con Refugio (así le decía) que no recibía llamadas, porque él quería
descansar. Y de veras ¡como dormía y como comía ya para meterse a su cuarto ,
les dio el abrazo de año nuevo a todos , deseándoles todo lo bueno del mundo.
Fuente
Informativa:
• Mi
vida, mis viajes, mis vivencias, Miguel Martínez, agosto 2012.
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