jueves, 4 de febrero de 2021

¿Cómo enamorar a los alumnos?

 


 

José Filiberto Figueroa Cacho

 

Está de moda un término inglés denominado: engagement, que significa compromiso y que otros estaríamos más de acuerdo de traducir como enamorar, comprometer, motivar… ¿Cómo hacerle para que nuestros alumnos disfruten clases con nosotros? ¿Cómo dejarlos motivados para querer acudir nuevamente a clases? Aquí algunos consejos que pueden provocar esa fascinación, desde la acepción de atracción irresistible:


1.      Entrar sonriendo. El lenguaje no verbal es muy importante, el recibir al profesor que esboce una sonrisa, motivará a un clima amable y delicioso. El alumno puede pronosticar el estado de ánimo contagioso del maestro que al sonreír rompe barreras de comunicación y hielos innecesarios. La sonrisa puede hacer el milagro de hacer conexión entre el profesor y el alumno. La seriedad para algunos alumnos lo toman como severidad y alejamiento.

2.      Contar una anécdota. Una anécdota puede ser el anzuelo de enganchar la atención a los nuevos conocimientos y retos de una clase. Debemos de ser capaces de poder usar estas anécdotas de forma inteligente, para irlas dosificando a lo largo de una clase. Son una forma muy amena de captar la atención disminuyendo o evitando conductas disruptivas. También es muy agradable darle la oportunidad a nuestros alumnos para que narren sus oportunas historias.

3.      Finaliza la clase con un video. Un material tan completo como un video que puede encerrar un encanto especial que no dista mucho de lo que un niño desde temprana edad se va familiarizando y le proporciona aprendizaje constante. El finalizar una sesión con un video suena a premio para los alumnos que allende al trabajo, permite distensión y relajación. La recomendación enfátiza en que el video sea breve y guarde estrecha relación con la unidad didáctica en turno…

4.      Aprende de tus alumnos. Es motivante que los alumnos se sientan útiles y que ellos te han propiciado aprendizaje a ti profesor. Hazte el curioso, permite que ellos te enseñen lo que saben, escúchalos atentamente, asintiendo lo que te dicen. Ellos también tienen algo que decirte.

5.      Presta o regala algo que sea tuyo. Por ejempo un pañuelo de papel, un borrador o un sacapuntas, el objeto no importa; al alumno le encanta que le prestemos o les demos algo. Cuando le entregues el objeto indícales que para ti es muy importante el material que estás prestando. Crearás un vínculo valioso con tu alumno y será un grandioso pretexto de plática cuando te lo devuelva.

6.      Di o haz algo inusual. Lleva a cabo una acción diferente e inesperada por parte tuya. Puede ser un gesto, un movimiento, cantar un canción, bailar una melodía, recitar un poema, cambiar de tono tu voz dándole intencionalidad a lo que dices; de pronto camina de puntitas hacía un alumno somnoliento… Esas extravagancias son muy efectivas pues arrancan sonrisas de complicidad. La sorpresa es una grandiosa arma para enamorar a tus alumnos.

7.      Intercambia los papeles. Para un alumno, la silla del profesor es muy atractiva. Eso puede servir de pretexto para intercambiar roles. De repente puedes tomar una silla de un alumno y permítele a un alumno que ocupe tu silla, lo cual puede provocar un gran impacto, pero de gran interés.

8.      Convierte a un alumno en protagonista. Es muy importante sentirse especial. Comenta a tus alumnos lo importante que son para ti, que se sientan especiales, resalta honestamente sus cualidades y sus virtudes. La respuesta será la gratitud, digna para generar enseñanza y aprendizaje.

9.      Crea expectativas. La creación de expectativas es útiles al inicio de una sesión. En cuanto entres al aula muestra lo que se aprenderá un poco después, crea la atmósfera y predisposición a que se aprenderá algo muy importante.

10.   Bromea. El buen humor es estratégico para mantener un ambiente relajado y agradable. Que sepan que reírnos con la gente y no de la gente es muy positivo. Crea un buen ambiente.


Estos pequeños trucos o consejos pueden ser aplicados desde niños pequeños hasta adultos. Pequeños detalles nutren grandes clases. Reflexionemos sobre nuestro papel que desempeñamos en el aula y que un esfuerzo pequeño marcará la gran diferencia.




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