Los
conjurados
Ricardo
Sigala
Termina
el año y es un buen momento para hacer recuentos y balances en torno a la vida
literaria en nuestra región. Este 2020 fue implacable en lo relativo a las
actividades culturales, y las que tienen que ver con la literatura no se
salvaron, así pues, muchas de las que tradicionalmente se hacen en nuestra
ciudad fueron canceladas, como es el caso de los Juegos Florales de Zapotlán,
otras fueron realizadas de manera virtual, el día de la poesía y el día del
libro, así como las Jornadas de Letras Hispánicas y el Coloquio Arreolino.
A
pesar del difícil panorama que planteó la prolongada cuarentena debido a la
pandemia de Covid 19, la literatura en el sur de Jalisco tuvo algunos muy
buenos resultados, el mejor ejemplo de eso es el incomparable año que experimentó
Hiram Ruvalcaba, quien obtuvo dos premios nacionales y una beca del Fonda
Nacional para la Cultura y las Artes en la categoría de Jóvenes creadores para
escribir una novela. Otro aspecto inesperado tiene que ver con la publicación
de libros, pues en este año aparecieron casi una decena de nuevas
publicaciones, casi todas ellas proyectos editoriales independientes.
El
libro más difundido y que más impacto causó fue, sin duda, 27 escritores del sur de Jalisco. Una antología desde el confinamiento (Amate Editorial) de la
doctora Silvia Quezada Camberos, una muestra del crisol de voces que se
manifiestan literariamente en nuestra región; quien quiera darse una idea de
los temas, los estilos, las voces, los géneros que se cultivan en la zona,
tanto de los escritores maduros como de las jóvenes propuestas, el libro de
Silvia Quezada es la mejor, y única, opción.
Otro
libro en el que vale pena detenerse es La
memoria de lo indecible (2020) de Octavio Hernández, publicado en España
por la editorial Ápeiron. Se trata de un volumen de poemas que resultó
finalista del concurso internacional de poesía Álvaro Tarfe en el país ibérico,
de ahí que una casa editorial española se haya detenido en él. Este es el
primer libro que publica su autor, Octavio Hernández entra en el mundo del
libro de manera especial, con un reconocimiento en un certamen internacional y
con un libro publicado en el extranjero. Por desgracia el poemario no ha tenido
la atención debida por parte del público y de los medios. No obstante, es un autor
al que no hay que perderlo de vista.
En
los últimos días octubre, Diario El
Volcán publicó una entrevista con Ramón Elizondo, autor de uno de los
libros más relevantes en nuestra región. Se titula La expedición olvidada, crónica y testimonios de la expedición
Francisco de Orellana, de Vital Alsar, Amazonia 1977 (2020) publicado por
Puertabierta Editores. Como el subtítulo lo dice, Elizondo cuenta la crónica
del viaje que él y otra docena de aventureros y científicos hicieron para
repetir la travesía que hace 500 años el Conquistador español Francisco de
Orellana realizó desde las fuentes del río Amazonas hasta su desembocadura en
el océano Atlántico. Ramón Elizondo es el único zapotlense del que se tenga
noticia que ha hecho este viaje, de eso ha dejado testimonio en este libro.
Este
año fue muy productivo para Epilef Ed Susej, pues en febrero presentó Habitación 45. Poemas afrodisiacos (Ediciones LeArte), y a finales de octubre No mires detrás de ti, (2020), por parte
de Ediciones El Viaje de Guadalajara. Estos libros se suman a una bibliografía
que ha crecido de manera vertiginosa en los años recientes. Por otra parte, en
enero se presentó el libro póstumo Bajo
la misma arcada de José Armando Cuevas Preciado, un poeta que en 1987 ganó
los Juegos Florales de Zapotlán y tuvo una presencia importante en la vida
cultural de nuestra ciudad. Alejandro Moreno Merino, un viejo conocido de la
literatura actual de Zapotlán, publicó su tercer libro, bajo el título
Archivaldo el monstruo y otras historias que contar, con el que ingresa en el
mundo de la literatura infantil y juvenil. Un punto a destacar es el papel que
hizo este año Ediciones LeArte, pues además de publicar un libro de Epilef Ed
Susej, también sacó a la luz la novela Todas las cosas, el primer libro de
Sergio Elizondo, y Vicente y el altar de muertos de la tía Julia de J. L.
Salazar, quien además funge como responsable de esta empresa prestadora de
servicios editoriales. Finalmente, hay que mencionar la tradicional publicación
del libro ganador del Concurso Nacional de Cuento Juan José Arreola, que en
esta ocasión correspondió a Los tiempos
de Dios de José Luis Valencia, publicado por el Centro Universitario del
Sur y la Editorial Universidad de Guadalajara.
Varios
puntos habrá que acotar derivado de este recuento de los libros publicados en
Zapotlán en 2020. Que la literatura del Sur de Jalisco tiene un interés más
allá de nuestras fronteras regionales, así lo prueba la antología realizada por
Silvia Quezada; que los nuevos talentos de Ciudad Guzmán pueden ser apreciados
y editados en el extranjero, como sucede con el caso de Octavio Hernández; que
en nuestro ámbito se guardan historias únicas que claman por ser escritas,
veamos el caso de la Expedición olvidada
de Ramón Elizondo; que desde aquí se convoca un premio nacional desde hace
diecinueve años: que un discreto sello editorial puede hacer una labor que urge
en el ámbito de la creación literaria en nuestra región, como lo demuestra
Ediciones LeArte; que aquí es posible publicar una primera novela, como es el caso de Sergio
Elizondo; y en términos generales que el sur de Jalisco es un lugar propicio
para el desarrollo de la literatura, como lo constatan los libros de Epilef Ed
Susej, J. L. Salazar y Alejandro Moreno Merino.
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