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jueves, 24 de diciembre de 2020

Me cambiaron de pavo a guajolote. Gran cena de Navidad


 

                     

Sandra Gómez

 

Estimado lector, en esta ocasión les voy a platicar una de mis historias preferidas que ejemplifican el pensamiento concreto en los pre adolescentes. Esta etapa de transformación de niña a mujer requiere de entrenamiento y está sujeta a el número de experiencias que la persona en cuestión tenga la oportunidad de resolver. 



La historia hoy me resulta graciosa, pero el momento bochornoso fue real. Para que se forme una idea, yo nací y vivía en la ciudad fronteriza de Tijuana cuando la historia que les voy a narrar se desarrolló entre los miembros de mi familia en el céntrico Estado de Jalisco México.


Mi mamá nos llevó a celebrar Navidad en Ciudad Guzmán, Jalisco, así que mis tías Cuca y Maga quienes residían en el lugar se pusieron manos a la obra en las preparaciones, mi mamá les había comentado que su hija Sandra ya preparaba el pavo relleno, así que fui seleccionada para hacer esa parte... entre las familias quienes nos íbamos a reunir estaba mi tía Ramona quien vivía en Tamazula, una ciudad que en esa época se hacía más de una hora para llegar.






Muy temprano del día 24 mi tía Cuca dispuso que fuera por el pavo y le pidió a uno de sus hijos que me acompañará, ambos nos subimos al autobús y llegamos a casa de mi tía Ramona, yo estaba pacientemente esperando que mi tía abriera el refrigerador y habiéndonos tomado una sabrosa agua de frutas le dijo a mi primo pásale, ¿traes en dónde llevarlo? y saco un costal de esos en donde ponen 50-100 kg de azúcar y lo mostró, ambos caminarían al corral y agarraron un ave rara a la que llamaron guajolote y vivo lo metió en el saco...¿Qué es eso pregunté? y me dijeron el pavo para cenar.


Creo que mi cara de asombro lo dijo todo se rio mi tía Ramona mucho, mi primo y todos los presentes, preguntando: ¿Acaso no son así Tijuana?, mi tía Ramoncita insistía que era lo mismo que cuando lo mataran y limpiaran, sería igualito. Volvimos a Guzmán con el guajolote y le dije a mi mamá ¡ese no es un pavo!; mis tías terminaron haciendo el guajolote en mole.


En algunas ciudades del norte se acostumbra celebrar el día de acción de gracias compartiendo el pavo y además en Navidad también se acostumbra cenarlo; así que la oportunidad de hacer pavos rellenos se presenta y muchas de las personas lo saben preparar…


En estos tiempos de reflexión a fin de año 2020 con la presencia de la pandemia del COVID-19, sin duda se me presenta de nuevo una oportunidad para agradecer por la salud, la vida y tener una familia. Hoy algunos de las personas más importantes en mi vida ya no están en este espacio terrenal, yo las recuerdo con cariño a: Ramona, Margarita, Juanita, María grandes mujeres, excelente madres, cariñosas tías y excelentes y creativas cocineras. Ellas si sabían matar, pelar y cocinar guajolote.





Este día doy gracias comparto esta experiencia para mis primos, hijos y sobrinos quienes no se enteraron de lo sucedido algunos porque no habían nacido.


Hace unos días platique con David César y no lo recordaba el evento que sucedió hace 42 años. Esto también es prueba de que las emociones ayudan a fijar las memorias, ese evento fue para mí un antes y un después en la cocina, para mí primo era algo común ver e incluso matar gallinas así que el guajolote para él era como matar un gran pollo.


Gracias Dios por colocarme en esta familia, no lo cambio por nada. Los quiero muchísimo. Bendiciones, pasen una excelente Navidad y reciban un próspero Año Nuevo.


A todos los lectores, deseo que encuentren en su corazón recuerdos que les hicieron reír y que hoy deseen compartir con quienes aún no habían nacido. Comenta, comparte y celebra el estar vivo. Hasta la siguiente historia de vida. Dra. Sandra Gómez Patiño.





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