Sandra
Gómez
Estimado
lector, en esta ocasión les voy a platicar una de mis historias preferidas que
ejemplifican el pensamiento concreto en los pre adolescentes. Esta etapa de
transformación de niña a mujer requiere de entrenamiento y está sujeta a el
número de experiencias que la persona en cuestión tenga la oportunidad de
resolver.
La
historia hoy me resulta graciosa, pero el momento bochornoso fue real. Para que
se forme una idea, yo nací y vivía en la ciudad fronteriza de Tijuana cuando la
historia que les voy a narrar se desarrolló entre los miembros de mi familia en
el céntrico Estado de Jalisco México.
Mi
mamá nos llevó a celebrar Navidad en Ciudad Guzmán, Jalisco, así que mis tías
Cuca y Maga quienes residían en el lugar se pusieron manos a la obra en las
preparaciones, mi mamá les había comentado que su hija Sandra ya preparaba el
pavo relleno, así que fui seleccionada para hacer esa parte... entre las familias
quienes nos íbamos a reunir estaba mi tía Ramona quien vivía en Tamazula, una
ciudad que en esa época se hacía más de una hora para llegar.
Muy
temprano del día 24 mi tía Cuca dispuso que fuera por el pavo y le pidió a uno
de sus hijos que me acompañará, ambos nos subimos al autobús y llegamos a casa
de mi tía Ramona, yo estaba pacientemente esperando que mi tía abriera el
refrigerador y habiéndonos tomado una sabrosa agua de frutas le dijo a mi primo
pásale, ¿traes en dónde llevarlo? y saco un costal de esos en donde ponen 50-100
kg de azúcar y lo mostró, ambos caminarían al corral y agarraron un ave rara a
la que llamaron guajolote y vivo lo metió en el saco...¿Qué es eso pregunté? y
me dijeron el pavo para cenar.
Creo
que mi cara de asombro lo dijo todo se rio mi tía Ramona mucho, mi primo y
todos los presentes, preguntando: ¿Acaso no son así Tijuana?, mi tía Ramoncita
insistía que era lo mismo que cuando lo mataran y limpiaran, sería igualito. Volvimos
a Guzmán con el guajolote y le dije a mi mamá ¡ese no es un pavo!; mis tías
terminaron haciendo el guajolote en mole.
En
algunas ciudades del norte se acostumbra celebrar el día de acción de gracias
compartiendo el pavo y además en Navidad también se acostumbra cenarlo; así que
la oportunidad de hacer pavos rellenos se presenta y muchas de las personas lo
saben preparar…
En
estos tiempos de reflexión a fin de año 2020 con la presencia de la pandemia
del COVID-19, sin duda se me presenta de nuevo una oportunidad para agradecer
por la salud, la vida y tener una familia. Hoy algunos de las personas más
importantes en mi vida ya no están en este espacio terrenal, yo las recuerdo
con cariño a: Ramona, Margarita, Juanita, María grandes mujeres, excelente
madres, cariñosas tías y excelentes y creativas cocineras. Ellas si sabían
matar, pelar y cocinar guajolote.
Este
día doy gracias comparto esta experiencia para mis primos, hijos y sobrinos
quienes no se enteraron de lo sucedido algunos porque no habían nacido.
Hace
unos días platique con David César y no lo recordaba el evento que sucedió hace
42 años. Esto también es prueba de que las emociones ayudan a fijar las
memorias, ese evento fue para mí un antes y un después en la cocina, para mí
primo era algo común ver e incluso matar gallinas así que el guajolote para él
era como matar un gran pollo.
Gracias
Dios por colocarme en esta familia, no lo cambio por nada. Los quiero
muchísimo. Bendiciones, pasen una excelente Navidad y reciban un próspero Año
Nuevo.
A
todos los lectores, deseo que encuentren en su corazón recuerdos que les
hicieron reír y que hoy deseen compartir con quienes aún no habían nacido.
Comenta, comparte y celebra el estar vivo. Hasta la siguiente historia de vida.
Dra. Sandra Gómez Patiño.
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