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lunes, 28 de diciembre de 2020

Giro en educación

 



 

Pedro Vargas Avalos

 

La educación y la cultura son fundamentales para el desarrollo de los pueblos. Una sociedad sin completa instrucción pública está condenada a vivir en el atraso. De allí la importancia de que quien dirija los asuntos educativos, debe tener una capacidad integral y sobre todo conocer la profunda problemática del magisterio y la educación.





 Los maestros son por definición heraldos del conocimiento, la avanzada del saber. De allí que el magisterio deber ser tratado con sumo respeto y reconociéndole su trascendental tarea. Pero entendamos bien: el magisterio no es la cúpula sindical de los docentes, sino éstos mismos, “los profes”, aquellas personas que, frente al grupo de alumnos, son quienes llevan a cabo la tarea de enseñar. Saber distinguir lo uno de lo otro es determinante para que, maestros y enseñanza, marchen de la mano en el afán de abatir la ignorancia. Un pueblo con buena educación logra pronto el progreso, hace robusta a las sociedades y sabe convivir en la democracia.





Por lo anterior es que resulta sumamente importante tener un excelente Secretario de Educación Pública federal (SEP) pues sin desdeñar a los funcionarios de igual ramo en las Entidades Federativas, estos no tienen las atribuciones, dimensión ni recursos de aquél. En todo caso, deben coordinarse los órdenes de gobierno, a efecto de lograr los objetivos que en materia educativa precisa la Constitución general en su artículo tercero, sin desconocer que la rectoría nacional en tal ramo es de índole federal, es decir la mayor responsabilidad queda en el Secretario de Educación del gobierno de la república.  


De los secretarios de educación más gratamente recordados, debemos mencionar al filósofo José Vasconcelos, al culto Narciso Bassols, al gran literato Agustín Yáñez, el ideólogo Jesús Reyes Heroles y al notable poeta Jaime Torres Bodet. A la vez figuran muchos que fueron soberanas medianías, tales como Josefina Vázquez Mota, Reyes Tamez o Aurelio Nuño. Y también ocuparon ese importante cargo, personas tan grises que de plano casi nadie los recuerda: Bernardo Gastélum, Carlos Trejo, Manuel Gual, etc.


Lo anterior viene a cuento con motivo de la salida del gabinete presidencial del pasadero secretario de educación Esteban Moctezuma Barragán, nombrado embajador ante el país del Tío Sam, y la designación como sustituto de aquel, de la maestra Delfina Gómez Álvarez, experimentada profesora de instrucción primaria por casi dos décadas, y luego destacada política con ideología de izquierda.


El pasado 21 de este mes postrero del año, se anunció por el mismo presidente de México, que por primera vez en la historia de la educación en nuestra patria, que la jefatura de la enorme SEP sería una maestra de instrucción primaria, una educadora con más de 18 años impartiendo clases y enfrentando la problemática de escuelas, alumnado, magisterio y padres de familia. El anuncio suscitó dos corrientes de opinión: los que apoyaron esa decisión catalogándola de pertinente, y los que sin dar tiempo ni para reflexionar, la tildaron de inconveniente.


Dentro del primer grupo, los miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) afirman que la senadora con licencia y exdiputada federal, recibió un atinado nombramiento, reconociéndole “su formación docente y conocimiento del sistema educativo”.  En similar sentido la felicitaron los miembros del grupo que encabeza la exlideresa nacional del magisterio Elba Esther Gordillo, quienes dijeron que “no solo tiene la experiencia de dos maestrías” sino una vasta trayectoria en la burocracia estatal “y también tiene conocimiento sindical”, lo cual ayuda en la toma de decisiones, asegura Fernando González, dirigente gordillista del nuevo partido Redes Sociales Progresistas. Precisamente este apoyo genera la actitud de la CNTE (la Coordinadora, organismo sindical rival del SNTE) el cual anunció una actitud vigilante, la cual siendo tan radical al menos no se declaró enemiga: esto permitirá a la nueva titular de la SEP desempeñar su encargo y lograr que los asuntos educativos caminen. Recordemos que la CNTE apoyó a la maestra Delfina cuando fue candidata a gobernador del estado de México, contra Alfredo del Mazo.






Por su lado, los adversarios de la Cuatro T, encabezados por los panistas y grupos afines a la COPARMEX, así como el lánguido PRD y algunos “intelectuales exorgánicos”, se lanzaron casi con rabia en contra del nombramiento de la maestra Delfina Gómez. Para el deslucido Marko Cortés, abanderado blanquiazul,  la designación de la nueva secretaria de la SEP, significa que al actual régimen “no le importa la capacidad sino la lealtad a ciegas”. A esa postura se suma el inefable Jesús Zambrano dirigente enterrador del perredismo sobreviviente, para quien esta designación “pondrá en riesgo la educación pública en el país” lo cual prueba que al presidente no le interesa ese ramo. En cuanto a los comentócratas ahora “exintelectuales orgánicos”, lo que repudian es que la maestra Delfina no tenga diplomas de universidades extranjeras o posea currícula como Vasconcelos o Yáñez, y lo que es peor hable descuidadamente, sea morena y vista común, además de ser mujer manejada por un grupo. En breves palabras, dice Ángel Verdugo, “es una nulidad” más en “el gabinetito de AMLO” (El Universal, 22-12-2020).


Al respecto, el estudioso investigador del Colegio de México (COLMEX) Manuel Gil Antón, expuso que esos sectores impugnadores, hacen una crítica misógina, clasista y racista, y afirma que Delfina Gómez, de formación valiosa a ras del suelo, “abre la posibilidad de una nueva política educativa” (La Octava, dic.23).


            En efecto, la pandemia que flagela al mundo y nos obligó a tomar medidas urgentes en todos los renglones, y que en la educación casi hace olvidar la escuela edificada, sus salones y a los “profes” enseñando frente a sus educandos, exige respuestas de fondo para el venidero 2021 y lo que sigue. Es decir, construir la nueva escuela mexicana. De allí la importancia de alguien que sepa el ramo, conozca el magisterio, dialogue con todos y encuentre soluciones fructíferas y duraderas. Porque como expone el antedicho investigador de sociología del COLMEX: la reforma debe surgir de abajo, que bien visto, “es el arriba que puede recuperar lo mejor  de la escuela y reparar sus grietas.”




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