Pedro
Vargas Avalos
La
educación y la cultura son fundamentales para el desarrollo de los pueblos. Una
sociedad sin completa instrucción pública está condenada a vivir en el atraso.
De allí la importancia de que quien dirija los asuntos educativos, debe tener
una capacidad integral y sobre todo conocer la profunda problemática del
magisterio y la educación.
Los maestros son por definición heraldos del
conocimiento, la avanzada del saber. De allí que el magisterio deber ser
tratado con sumo respeto y reconociéndole su trascendental tarea. Pero entendamos
bien: el magisterio no es la cúpula sindical de los docentes, sino éstos
mismos, “los profes”, aquellas personas que, frente al grupo de alumnos, son
quienes llevan a cabo la tarea de enseñar. Saber distinguir lo uno de lo otro
es determinante para que, maestros y enseñanza, marchen de la mano en el afán
de abatir la ignorancia. Un pueblo con buena educación logra pronto el
progreso, hace robusta a las sociedades y sabe convivir en la democracia.
Por
lo anterior es que resulta sumamente importante tener un excelente Secretario
de Educación Pública federal (SEP) pues sin desdeñar a los funcionarios de
igual ramo en las Entidades Federativas, estos no tienen las atribuciones,
dimensión ni recursos de aquél. En todo caso, deben coordinarse los órdenes de
gobierno, a efecto de lograr los objetivos que en materia educativa precisa la
Constitución general en su artículo tercero, sin desconocer que la rectoría
nacional en tal ramo es de índole federal, es decir la mayor responsabilidad
queda en el Secretario de Educación del gobierno de la república.
De
los secretarios de educación más gratamente recordados, debemos mencionar al
filósofo José Vasconcelos, al culto Narciso Bassols, al gran literato Agustín
Yáñez, el ideólogo Jesús Reyes Heroles y al notable poeta Jaime Torres Bodet. A
la vez figuran muchos que fueron soberanas medianías, tales como Josefina
Vázquez Mota, Reyes Tamez o Aurelio Nuño. Y también ocuparon ese importante
cargo, personas tan grises que de plano casi nadie los recuerda: Bernardo
Gastélum, Carlos Trejo, Manuel Gual, etc.
Lo
anterior viene a cuento con motivo de la salida del gabinete presidencial del
pasadero secretario de educación Esteban Moctezuma Barragán, nombrado embajador
ante el país del Tío Sam, y la designación como sustituto de aquel, de la
maestra Delfina Gómez Álvarez, experimentada profesora de instrucción primaria
por casi dos décadas, y luego destacada política con ideología de izquierda.
El
pasado 21 de este mes postrero del año, se anunció por el mismo presidente de
México, que por primera vez en la historia de la educación en nuestra patria,
que la jefatura de la enorme SEP sería una maestra de instrucción primaria, una
educadora con más de 18 años impartiendo clases y enfrentando la problemática
de escuelas, alumnado, magisterio y padres de familia. El anuncio suscitó dos
corrientes de opinión: los que apoyaron esa decisión catalogándola de
pertinente, y los que sin dar tiempo ni para reflexionar, la tildaron de
inconveniente.
Dentro
del primer grupo, los miembros del Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación (SNTE) afirman que la senadora con licencia y exdiputada federal, recibió
un atinado nombramiento, reconociéndole “su formación docente y conocimiento
del sistema educativo”. En similar
sentido la felicitaron los miembros del grupo que encabeza la exlideresa
nacional del magisterio Elba Esther Gordillo, quienes dijeron que “no solo
tiene la experiencia de dos maestrías” sino una vasta trayectoria en la
burocracia estatal “y también tiene conocimiento sindical”, lo cual ayuda en la
toma de decisiones, asegura Fernando González, dirigente gordillista del nuevo partido
Redes Sociales Progresistas. Precisamente este apoyo genera la actitud de la
CNTE (la Coordinadora, organismo sindical rival del SNTE) el cual anunció una
actitud vigilante,
la cual siendo tan radical al menos no se declaró enemiga: esto permitirá a la
nueva titular de la SEP desempeñar su encargo y lograr que los asuntos
educativos caminen. Recordemos que la CNTE apoyó a la maestra Delfina cuando
fue candidata a gobernador del estado de México, contra Alfredo del Mazo.
Por
su lado, los adversarios de la Cuatro T, encabezados por los panistas y grupos
afines a la COPARMEX, así como el lánguido PRD y algunos “intelectuales
exorgánicos”, se lanzaron casi con rabia en contra del nombramiento de la
maestra Delfina Gómez. Para el deslucido Marko Cortés, abanderado blanquiazul, la designación de la nueva secretaria de
la SEP, significa que al actual régimen “no le importa la capacidad sino la
lealtad a ciegas”. A esa postura se suma el inefable Jesús Zambrano dirigente
enterrador del perredismo sobreviviente, para quien esta designación “pondrá en
riesgo la educación pública en el país” lo cual prueba que al presidente no le
interesa ese ramo. En cuanto a los comentócratas ahora “exintelectuales
orgánicos”, lo que repudian es que la maestra Delfina no tenga diplomas de
universidades extranjeras o posea currícula como Vasconcelos o Yáñez, y lo que
es peor hable descuidadamente, sea morena y vista común, además de ser mujer
manejada por un grupo. En breves palabras, dice Ángel Verdugo, “es una nulidad”
más en “el gabinetito de AMLO” (El Universal, 22-12-2020).
Al
respecto, el estudioso investigador del Colegio de México (COLMEX) Manuel Gil
Antón, expuso que esos sectores impugnadores, hacen una crítica misógina,
clasista y racista, y afirma que Delfina Gómez, de formación valiosa a ras del
suelo, “abre la posibilidad de una nueva política educativa” (La Octava, dic.23).
En efecto, la pandemia que flagela al mundo y nos obligó a tomar medidas urgentes en todos los renglones, y que en la educación casi hace olvidar la escuela edificada, sus salones y a los “profes” enseñando frente a sus educandos, exige respuestas de fondo para el venidero 2021 y lo que sigue. Es decir, construir la nueva escuela mexicana. De allí la importancia de alguien que sepa el ramo, conozca el magisterio, dialogue con todos y encuentre soluciones fructíferas y duraderas. Porque como expone el antedicho investigador de sociología del COLMEX: la reforma debe surgir de abajo, que bien visto, “es el arriba que puede recuperar lo mejor de la escuela y reparar sus grietas.”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario