Sandra Gómez
Estimado lector, el regalo #13, es el regalo más
versátil que puedas imaginar sirve para jugar, abrir conversaciones, hacer
preguntas, despertar la imaginación, adquirir conocimientos, distraerse,
entretenerte, aprender vocabulario, escuchar voces y pensamientos de los otros.
Si amigo has adivinado se trata de EL LIBRO.
Hace algunos años siendo madre primeriza, el tío
Miguel Ángel le regalo a Cristina de cuatro años su primera computadora, y esta
estaba acompañada de múltiples softwares que incluían audio-libros, con cuentos
infantiles, videos musicales y juegos. La idea principal era minimizar mi
carga, con los tres bebes el tiempo de lectura que le dedicaba cada noche a
Cristina era interrumpido constantemente por los bebés, así que esa rutina
cambio por la puesta en escena de los audiolibros.
Al principio era todo “magia”, yo podía dedicar mi
tiempo a mis múltiples tareas del cuidado de los bebes y ella tenía su lectura
diaria y más… ¡que equivocada estuve en esa apreciación!, lee con atención y al
final comenta.
Cuando nacieron los niños era tiempo para que ella
iniciara su jardín de niños así que fue inscrita en Colegio Particular y se le
contrato un servicio de autobús para traerla, mientras su padre la llevaba por
las mañanas; en esa escuela los niños de esa edad inician con el proceso de la
lecto-escritura y desde luego ella tenía algunas habilidades desarrolladas en
casa, interrumpidas ocasionalmente por el delicado estado de salud de su madre
en los embarazos. Sí estimado lector, en ocasiones los embarazos cambian tus
rutinas y afectan en las atenciones que habitualmente se les otorga a los
primogénitos. No quiero liarme en este punto sino llegar al de la importancia
de los libros en casa.
Me sorprendió en una reunión de escuela para padres
cuando la directora me comento que Cristina se negaba a aprender a leer, ella
no tenía interés alguno por la lectura. Al interrogarla comento que no lo
necesitaba, y entonces seguimos preguntando de diferentes formas hasta que ella
dijo que: ¡no lo necesito, la compu lee y se mueve solita!
Nuestra sorpresa fue mayúscula, la directora y las
maestras comentaron que nunca habían escuchado una respuesta semejante. Triste,
lo comente con la familia en donde la abuela paterna Tania y una tía abuela
Conchis eran maestras de primaria y ellas coincidieron en que necesitaba un
ambiente alfabetizante; aún tenía sus libros de cuentos, mapamundis entre
otros, pero sus intereses habían cambiado con la llegada de los audiolibros.
Lo siguiente fue limitar el uso de los audiolibros y
volver a estimular la lectura y manipulación de los libros que en ese momento
había, su padre le compro nuevos libros y procuramos cada vez que íbamos al
supermercado comprarle un libro nuevo.
La presencia de libros en casa y desde luego el
ejemplo de la lectura de los adultos quienes rodean al niño son de suma
importancia, la lectura no debe ser obligada sino debemos despertar el interés
genuino en esa actividad. Los beneficios de la inversión de tiempo en la etapa
previa al ingreso del sistema educativo marcan una diferencia entre los niños
quienes se acercan a la lectura con interés genuino y quienes le ven como
obligación. Esto último es dañino para el aprendizaje.
Regalemos libros, a cada edad existe alguno que
debiera interesarle a quien se lo vamos a obsequiar, no importa la edad, o la
preferencia existen libros distintos para lectores diversos.
Los libros físicos tienen su PROPIA MAGIA, pero si se
tiene alguna discapacidad es adecuado el audiolibro. Cuando repetimos la
lectura de algún libro, somos una persona diferente y luego entonces
encontramos mensajes distintos. Le invito a preguntar a su ser querido: ¿Qué
libro quiere de regalo? Hasta la siguiente historia de vida. Felices fiestas,
con cariño le desea Dra. Sandra Gómez Patiño.
Los libros magia por como lo quieras entender se acomoda al entendimiento de cada persona que lo lee y es único en su entender. Rubén Pérez
ResponderBorrarLlevar y dar esa magia de la lectura me gusta. Rubén Pérez.
ResponderBorrarCristy, muy astuta la señorita. Darío Betancourt
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