Sandra Gómez
Estimado lector de la lista de regalos, el regalo #12
tiene una gran historia. Cuando eres tío soltero y no sabes que darle a tu
sobrina-ahijada. En su cumpleaños #2 el tío
Miguel Ángel le trajo a Cristina un auto-móvil rojo y amarillo a mi niña; ella
ya para ese entonces no usaba pañal y estaba estrenando su vestido de fiesta,
estaba tan contenta con su “automóvil” que no fue capaz de bajarse de su super
vehículo y cuando vi agua debajo de ella pregunté ¿Ya hiciste pipi?, y se fue
corriendo al baño; ¡Oh Dios! pregunté tarde pensé, como cualquier madre le
cambie de ropa y limpie el carrito. Así la mayor parte del tiempo en su fiesta
se la paso arriba de su auto; ese mismo día recibí una gran lección de mi prima
Claudia quien acudió a la fiesta de cumpleaños, llego tarde por cuestiones de
trabajo de Polo, la lección fue la siguiente…
Cuando eres padre primerizo es común que, a la fiesta
de cumpleaños de tu hija, la mayoría de los asistentes no tengan hijos, y de la
familia paterna tampoco había niños al ser la primera nieta de la familia
paterna; solo algunos pocos los tenían como era el caso de mi prima con su hija
Stephany tres años mayor que Cristy. Ella llego cuando estábamos terminando de
abrir los regalos, cada paquete era de ropa, hasta que llego el de su madrina
Minerva en una “bolsa de regalo”, a lo que la niña de dos años saco el
trajecito y se fue muy contenta con la bolsa…la niña recibió con agrado su
“bolsa como regalo”, en eso llego la tía Claudia con sus hijos con una
aspiradora y un paquete enorme de juguetes
y le dije, haz salvado la fiesta, Claudia respondió ¡ya sé a los niños
no les gusta recibir ropa!, yo sé que a los padres si nos gusta pero a ellos
definitivamente ¡NO!, por eso le traje su juguete. En ese cumpleaños #2
únicamente recibió esos dos juguetes.
Cuando Cristina tenía cuatro años, nacieron sus
hermanos gemelos, y a sus 18 meses en su Navidad recibieron de Santa Claus un “Little
Tikes Cozy Coupe 30th Anniversary Edition”, con ambos coches ya se podían hacer
carreras. El primer vehículo ya tenía tres años y seguía muy fuerte y sólido. A
decir de ellos, tienen gratos recuerdos y créanme, algunos en el vecindario
también recuerdan esas carreras, particularmente quienes vivían cercanos a la
rampa.
Más adelante fueron donados al Oratorio y se siguieron
usando, sin duda una buena inversión para que los niños salieran a jugar al
patio y convivieran. Este tipo de
juguetes ayudan a que los niños compartan, se organicen, pasen y esperen turno,
además de que pueden canalizar sus energías entre gritos y carreras al empujar
el carrito.
El carrito rojo, no es cualquier carrito; recuerda
padre de familia que la seguridad es importante, estos vehículos tienen un
diseño atractivo, de uso rudo y seguro; como cualquier juguete requiere
supervisión y una guía de uso con reglas claras; por ejemplo, les compre unos
conos anaranjados que colocaba para limitar el espacio, de esa forma aun cuando
la calle es privada los vecinos podían percatarse que los niños estaban
jugando. Más adelante mi vecina Ana puso
un tope frente a su casa para mayor seguridad de los niños jugando. Asimismo,
las vecinas y yo nos turnábamos para estar siempre por lo menos una viendo
directamente a los niños.
Cuando compres un regalo piensa en por lo menos tres
usos de este. Sé feliz, comenta y comparte tus experiencias, felices fiestas te
desea Dra. Sandra Gómez Patiño.
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