Víctor
Hugo Prado
A través
de un ensayo publicado por Irma Villalpando en la revista Nexos se hace una
revisión de la posibilidad de la apertura de las escuelas en México. Entre
otros datos refiere que, de marzo a noviembre, los niños, niñas y adolescentes
(NNA) llevan 130 días sin escuela, más o menos dos terceras partes de un
calendario escolar anual. Se han perdido cuatro veces más días de clases que la
media global de 40 días y que en términos reales nos encaminamos inevitablemente
a la pérdida de un año escolar completo. Un niño de quinto grado de primaria,
por ejemplo, ha perdido tres meses de su grado anterior, cuatro del actual y
cuando pase a sexto se dará bajo criterios administrativos, sin soporte en sus
aprendizajes.
Señala
que, para contrarrestar el efecto, se implementaron medidas por televisión como
estrategia de continuidad educativa que no corresponden ni someramente a la
dinámica y los alcances de la escuela presencial; tampoco los ejercicios de
fijación enviados en PDFs por WhatsApp, o la entrega de libros de
texto. Argumentar la continuidad de la escuela a través de paliativos inconexos
y descontextualizados exhibe una falta de conocimiento de lo que se hace y se
vive en una jornada escolar.
Si
sumamos a la pérdida de aprendizajes, el desgaste sufrido por papás e hijos
provocado por la atención y cuidado de éstos durante las 24 horas, además de
apoyarlos –cuando se puede- en sus responsabilidades de estudio, que ha
derivado en una tensión familiar afectando sus condiciones socioemocionales; el
regreso a clases, entonces debe identificarse como algo necesario.
En
Jalisco las autoridades estatales presentaron esta misma semana la posibilidad
del regreso a clases prevista para el 25 de enero, siempre que los indicadores fijados
por el gobierno estatal, estén controlados. Los factores que motivan la
decisión no son distintos a los que señala Villalpando, además se ha
considerado que el espacio escolar es un lugar necesario e indispensable para el
desarrollo humano de los NNA, se ha incrementado la deserción escolar y se
piensa, habrá que evaluarlos, que ha habido un considerable logro bajo de los
aprendizajes.
La
medida entraña el diseño de una estrategia que inhiba la posibilidad de
contagios en la escuela y tiene que ver con el comportamiento de la pandemia en
un municipio, cupos, distancia entre los estudiantes, uso intensivo de
cubrebocas, que las escuelas cuenten con servicio de agua para lavarse las
manos, la existencia de filtros sanitarios y otros elementos que deberán ser
parte integral de un protocolo. Bien por
los NNA de Jalisco, hagamos lo que nos corresponde por un regreso cuidado y
saludable de nuestros estudiantes.
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