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miércoles, 16 de diciembre de 2020

Autoconocimiento emocional


 


 Sandra Guadalupe Cueto López

 

 

La capacidad de reconocer un sentimiento en el momento en que aparece analizando qué nos pasa y qué estamos sintiendo es un factor esencial en nuestro desarrollo personal para poder regular las emociones, relacionarse con los demás y luchar por nuestros objetivos.



El autoconocimiento nos facilita un mejor autocontrol ante las diferentes situaciones que enfrentamos día a día, es decir, podemos mantener la calma y controlar nuestros impulsos y de esta manera actuamos de forma proactiva al relacionarnos con los demás de una manera emocionalmente saludable.


Conocernos a sí mismos puede ser un proceso difícil, que requiere esfuerzo y dedicación, por esto es que algunas personas prefieren evitarlo; pero detenernos a reflexionar sobre quiénes somos y qué sentimos, nos ayuda a conocer mejor lo que queremos en la vida centrándonos en el presente con mayor claridad emocional teniendo una visión positiva de la vida y cuando se tiene un estado de ánimo negativo, no le damos vueltas obsesivamente. El mundo que nos rodea puede desestabilizarse, pero no nuestro mundo interior.





Desarrollar nuestro autoconocimiento es el punto de partida para mejorar nuestro bienestar emocional y psicológico ya que esto influye en nuestro rendimiento, condiciona nuestras expectativas, nos facilita la aceptación de los aspectos que no nos gustan de nosotros mismos para poder cambiarlos y seguir avanzando en el logro de nuestros objetivos.


El único responsable de mis emociones soy yo mismo, no el entorno, ni las circunstancias, sino la interpretación que yo hago de ellos. El pensamiento interpreta lo que ve según sus creencias y experiencias vividas, y esto produce una respuesta emocional que desembocará en una conducta determinada. Por tanto, lo que pensamos, sentimos y hacemos forma parte de un todo que se retroalimenta constantemente, de tal manera que cualquier cambio que se produzca en algún eslabón de la cadena supondrá una modificación en los otros dos.


¡Escúchame! Cuando te pido que me escuches y tú empiezas a aconsejarme, no estás haciendo lo que te pido, estás bloqueando mi aprendizaje. Cuando te pido que me escuches y tú empiezas a interrumpirme, no estás respetando mis sentimientos. Cuando te pido que me escuches y tú empiezas a juzgarme, estás bloqueando mi capacidad. Escúchame, por favor, todo lo que te pido es que me escuches, solo eso, escúchame. Tal vez me encuentre desanimado y angustiado, pero cuando me escuchas y comprendes lo que siento, por muy irracional que sea, es que puedo empezar a darme cuenta de lo que hay dentro de mí. Pero cuando tú haces por mí lo que puedo hacer yo estás alimentando mis miedos y mis inseguridades. Estoy dispuesto a recorrer todos los caminos que me quedan por recorrer. Estoy dispuesto a enfrentarme a todos mis problemas, ya que estas son oportunidades que ayudan a fortalecer mi personalidad.  



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