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viernes, 20 de noviembre de 2020

Lecciones aprendidas durante la pandemia


 


Rosa María Chávez Hernández

 

 

No hay duda que el coronavirus llegó para cambiar drásticamente nuestras vidas, los últimos meses no han sido fáciles, miles de familias hemos tenido que permanecer en cuarentena, rompiendo totalmente con nuestro ritmo de vida y manteniéndonos alejados de nuestra familia y amigos.


Sin embargo, no hay Covid que por bien no venga, porque, aunque el panorama puede lucir triste, existe un lado positivo que podemos rescatar de esta cuarentena: el tiempo que tenemos con nuestros hijos y las valiosas lecciones que esta situación nos deja.


Con esta reflexión no se trata de reducir la importancia de esta pandemia por la que estamos pasando, ni de minimizar las dificultades que tiene cada familia. Se trata, simplemente, de recordarnos que en la mayoría de las situaciones existe un lado bueno.


Sé y soy consciente que hay familias que lo tienen más difícil que otras. Entiendo que, para alguien como yo, que puede trabajar desde casa, las cosas son más fáciles que para alguien que deba salir a trabajar fuera, tanto en lo económico como en lo mental. El encierro puede llegar a ser muy duro, y la incertidumbre puede llegar a hacernos sentir que perdemos la cabeza.






Pero, como lo he dicho al principio, aunque el panorama no luce muy esperanzador, también de esta difícil experiencia podemos tener cosas positivas.


Si hay algo positivo que ha traído esta cuarentena, es que muchas familias estamos teniendo algo que con el ritmo de vida actual cada vez sucedía menos: tiempo de calidad con los nuestros. Al permanecer en casa, estamos re-conociéndonos, compartiendo tiempo juntos y valorando a quienes más amamos.


Creo que, a pesar de todo, estamos teniendo una oportunidad maravillosa, al poder tener a nuestros hijos a nuestro lado, a disfrutarlos, a descubrir con ellos, a soñar e imaginar. A tener momentos en familia, que no podríamos tener si no tuviéramos que estar encerrados. Así que valoremos a los nuestros y el tiempo que se nos ha regalado a su lado, aunque no sea en la mejor de las circunstancias.   






La cuarentena, también nos ha obligado a recordar algo que muchas veces solemos olvidar: todos estamos juntos en esto. Todos vivimos en el mismo planeta. Podremos provenir de distintos países, de distintas culturas, creencias y religiones. Pero ahora, es momento de entender, que protegiéndonos unos a otro es como saldremos adelante.  

                    

Algo que también nos ha dejado la cuarentena, es el aprender a valorar las pequeñas cosas, tanto las que hoy tenemos, como las que no. A ser agradecidos y darnos cuenta que incluso en medio de estos momentos llenos de angustia, hay cosas que pueden no parecer tan grandes, pero que si vemos con detenimiento tienen mucho valor:


El tiempo con nuestros hijos, escuchar sus risas, sentir sus abrazos, dormir a su lado, jugar y aprender con ellos, escuchar esas preguntas inocentes, los gestos de cariño que tienen con nosotros, las llamadas telefónicas a aquellos que no están a nuestro lado.


Y también, aquello que en este momento no podemos tener: los paseos por el jardín, el olor de la panadería que está llena de pan recién horneado, el murmullo de los coches por la calle, las risas de los niños en el patio de la escuela, los momentos con nuestros amigos, la sonrisa de un extraño al coincidir por la calle. Cosas que muchas veces damos por sentado, pero hoy no podemos tener.

Así que aprendamos las lecciones que este encierro nos está dando. No estemos preocupados por mantener a nuestros hijos ocupados con largas rutinas todo el día. Que no dejen de aprender sí, pero no solo lo académico. Intentemos ver el lado positivo, relajémonos con nuestras familias, disfrutemos de la lluvia y el brillante azul del cielo por nuestra ventana.

 

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