Salvador
Encarnación
Buscando
uno, encontró otros y muchos. Adrián Gil Pérez acudió con José de Jesús García
Morán, de oficio sembrador de verduras en la laguna, en busca del Coloquio
sobre las apariciones de la Virgen de Guadalupe ensayado en 1997. Gil Pérez
escribía, por ese tiempo, su libro Zapotlán
Guadalupano (2008). La sorpresa fue que “en una vieja petaquilla” García
Morán resguardaba otros coloquios de pastorelas.
Músicos
barrocos. Arte tequitqui. Siglo XVIII. Capilla de San Vicente de Paul. Zacoalco de Torres. Foto: Miguel Ángel Barragán. |
Estas
dos últimas fechas, 1643 y 1573, remiten a la época de la evangelización y a
una nota en específico. Fray Alonso Ponce, se cita el libro Viajes de Fray Alonso Ponce al occidente de
México, en su recorrido entre 1586 y 1587, registró “…una fiesta que los
indios de Tlaxomulco hicieron el día de los Reyes”. Y concluye: “…se hallaron
presentes diez o doce frailes y muchos españoles seculares, y más de cinco mil
indios, así de los que aquella guardianía, como de otros pueblos, porque todos
los de aquella comarca acuden a aquella fiesta”. José Rojas Garcidueñas en su
libro El teatro de Nueva España en el
siglo XVI (1973), registra este dato de la fiesta en Tlajomulco, sostiene:
“El franciscano fray Alonso de Ponce refiere minuciosamente la representación
en Tlaxomulco, hacia 1587, de una pieza sobre la Adoración de los reyes magos, que parece coincidir con un
manuscrito del siglo XVIII encontrado y publicado por don Francisco del Paso y
Troncoso en el año de 1900”. Estas iniciales representaciones, época de la
evangelización, los textos eran escritos por los frailes sin ninguna intención
literaria. Era de evangelización y de sano esparcimiento. Las dos relaciones
señaladas en la plaqueta, tienen una antigüedad de más ciento cuarenta años.
Entre
las pastorelas que se encontraban en la petaquilla “…24 cuadernos —informa Gil
Pérez— de coloquios de pastorelas del siglo XIX (1822-1889), 23 del siglo XX
(1902-1974) y cuatro sin fecha…”. De estos, algunos por estar escritos a lápiz
de color o por deterioro, la fotocopia no registró dato alguno. Aun así, la
mayoría fue rescatada. La plaqueta que se comenta, registra los títulos de los coloquios,
así como a su autor o copista. A manera de ejemplo. La fechada en 1851 La noche más venturosa esperada por tantos
siglos autoría de Tomás Antonio Ramírez, versifica a una flor de sepulcro:
Flor
solitaria y hermosa,
que en
este asilo sagrado
te
levantas misteriosa
donde
la muerte ha colgado
sus armas
en esta loza.
Dime
flor si por ventura
te hace
tan galana estar
¿cómo
puedes ¡hoy gozar!
entre
la fría sepultura
donde
se viene a llorar?
¿cómo
puedes lacrimosa
en este
llanto sostenerte?
¿cómo
puedes silenciosa
en la
mansión de la muerte
estar
fresca y olorosa?
Músico.
Peana de Cristo. Museo Arqueológico de Ciudad Guzmán. Ciudad Guzmán, Jalisco. Foto: Miguel Ángel Barragán. |
En
el coloquio de 1855 se utiliza el adjetivo “güerito” para el niño Jesús: “…dame
tu gracia güerito/ dame tu amparo señor/ y en fe de tanto favor/ te bailaré un
sonecito”. En la época del novohispano así se le denominaba a la clase
dominante, los blancos, ellos eran, entre otras, los compradores por
excelencia. La clase morena y pobre, era la vendedora de frutas y legumbres.
“Pásele güerito”, era una forma de ofrecer la mercancía con urbanidad. Acendradas
la República de Indios y la de españoles.
En
el coloquio de 1870, unos versos bien se pueden tomar como una desilusión a la
independencia del país: “Libertad, independencia/ es la que proclamo amigo (…)
¡Pobre de ti libertad!/ pues los que a ti te proclaman/ son los primeros que te
pisotean”. En 1907 está el coloquio Drama.
El valiente espadachín o sea el cobarde Cardulio, los siguientes versos,
por la fecha, se pueden tomar como antecedentes de la Revolución, ya que
registran un aspecto social: “esto es a todos los criados/ los mantienen con
panocha/ y a otros un torsigo amargo/ que todos los órdenes trastornan/ unos
les da sus tareas/ tan bárbaras que hasta lloran/ si los pobres no la acaban/no
les raya el día que trabajan/ como es bien que un infeliz/ trabaje tanto a la
dobla/ y lo que haga no le paguen”.
En
la nota introductoria, Gil Pérez describe la vestimenta de los pastores y
músicos. Todavía a finales de los años sesenta del siglo pasado, en los
colegios del sur de Jalisco los niños eran vestidos como pastores en las
posadas: camisa blanca, chaleco de botones, capa y pantalón corto, todos de la
misma tela y color, medias blancas y zapatos. Un báculo con campanitas en la
parte superior y sombrero con pluma más listones. Bastante parecido el
vestuario a la descripción de los pastores de, valga el decir, las pastorelas
de Zapotlán. De la vestimenta de los músicos, así se detalla: “El violinista,
generalmente hombre adulto, se cubría la espalda con una capa y la cabeza con
sombrero campesino…”. En dos bajorrelieves coloniales, uno de Zacoalco y el
otro de Zapotlán que representan a músicos —violín, guitarra y trompeta— visten
como la descripción. (Ver las fotografías).
Fotocopia
de del Acto 1 de la pastorela de 1847. |
Vicente
Preciado Zacarías (Ciudad Guzmán, Jal. 1936) en su texto Arreola, comparsa en el gran teatro del mundo, publicado en la
revista universitaria Luvina
(diciembre de 1988), hace referencia a las pastorelas en Zapotlán: “…era un
teatro coral de indios laguneros, ingenuo y bello en la línea de las
tradiciones medievales y renacentistas. Y si digo coral, es porque los cantos
de las cuadrillas de pastores en las hondas noches de Zapotlán, llevaban en su
eco el rumor de los monjes vagabundos del Carmina
Burana. (…) Los textos escritos a lápiz en un cuaderno de escuela, eran
octosílabos leídos a la luz de petróleo de una mecha o de un hachón de ocote.
El apuntador era el capitán de la cuadrilla y acompañaba los coros yugulando
notas sobre el diapasón resinoso de un violín de Paracho”.
Cabe
el decir que Gil Pérez no encontró el Coloquio Guadalupano, pero encontró otros
que están en espera de la transcripción y posterior publicación.
La Colección Miligramo, seis plaquetas, fue auspiciada por el Lic. Higinio del Toro Pérez, Diputado Federal. El Capítulo sur le agradece este apoyo.
Gil Pérez, Adrián (2020). Pastorelas de Zapotlán el Grande. Ciudad Guzmán: Capítulo sur. Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco.
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