Sandra
Gómez
Estimado
lector, mi psicólogo y amigo Sergio, falleció en el presente año 2020. La
muerte nos acompaña no únicamente en noviembre, es una realidad que todos
estaremos ante su presencia y nadie sabe ni cómo ni cuándo llegara ese día.
Siempre comparto con pacientes y alumnos, que es un hecho, es una realidad
inherente al nacimiento y hay que vivir el duelo y llegar a la aceptación de la
mejor forma posible; recordando lo que esa persona nos dejó, sus vivencias, sus
comentarios, sus muestras de cariño, el compartir su sabiduría; en conclusión,
sus enseñanzas; ¿Cómo quiero recordarlo?, es una elección, se encuentra
vinculada a las emociones que nos invaden tras el conocimiento de la forma de
su partida, es decir la huella de impacto.
Caso #4 Los buitres. <<Mi
buen amigo vivía solo, en su casa tenía un consultorio holista, en donde
realizaba reuniones para grupos de autoayuda.
Ante la pandemia, sus pacientes y clientes dejaron de asistir; como
siempre fue una persona muy inquieta, y se relacionaba “bien” con los vecinos
el día de su muerte fue de conocimiento “popular”. Me cuentan que un vecino
necesitaba ayuda para arreglar un camión, el quien sabia de mecánica, se apuntó
a ayudarle; el pesado vehículo, no quedo bien afianzado y él estaba cerca de la
llanta cuando el camión rodo en reversa atravesando su tórax, acto que le
ocasiono la muerte, sin dar tiempo a que llegara la ayuda. Sin duda una gran
persona, quien no merecía morir de esa forma a sus 65 años.
Esta
historia nos muestra que la muerte nos sorprende, esta se presenta de muchas
formas y algunas no son las esperadas. Como cite al inicio este fue un caso de
rapiña por parte de sus conocidos, quienes al saber de su muerte vaciaron su
casa de muebles y demás; cuando los amigos llegaron, ya habían pasado más de
uno por la casa, seleccionando lo que les gusto para hurtar>>.
Sergio me platico su historia de
padre soltero, acudiendo a la Universidad, con sus libros y una pañalera, así
estudio en la UNAM. Creo que la vida vale la pena cuando dejamos lazos de amor
con nuestro quehacer, me dijo un día; para mí fue mi psicólogo, un gran amigo
con quien sabias que podías contar, a mi amiga Vero la ayudaba a cambiarse de
domicilio con frecuencia, moviendo los muebles y demás. Mi vida cambio a través
de su quehacer, el me hizo las preguntas adecuadas en el momento adecuado;
trabajo con la escucha atenta, me guío; recuerdo que fuimos a caminar a la
playa y el me observaba discreto, las lágrimas corrían por mi rostro y el
simplemente me escuchó cuando sentía que mi vida se acababa, que el dolor me
desgarraba, simplemente estuvo PRESENTE.
El espacio del consultorio se queda
corto cuando de ayudar a una amiga se trata; un hombre culto que me recordó la
frase de Albert Einstein “los problemas no se resuelven en el mismo nivel en el
que fueron creados”; el me explico que debía encontrar mi rumbo, buscar dentro
de mí lo que hacía antes de mi colapso, dejar ir la situación (problemática),
cambiar de nivel de entendimiento y actuar, me repitió una y otra vez, ¡eres
una mujer inteligente, tú lo vas a lograr, solo déjalo ir!, No podemos cambiar
a las demás personas, solo podemos cambiarnos a nosotros mismos. Las cosas
pasan no dejas de creer en el amor, solo quiérete primero a ti.
Hoy solo deseo compartir sus frases
que en numerosas ocasiones he dicho a mis pacientes y alumnos, y ahora comparto
con ustedes mis lectores, desde mi dolor ante su perdida, yo como muchos creo
que esa forma de morir con “un gran dolor” no se la deseaba…, creo que había
otros planes para el buen Sergio, para compartir su sabiduría. Yo solo pido una
oración por su descanso eterno QEPD.
Comenta si conoces situaciones
semejantes, seamos una comunidad que aprende a través de las experiencias de
otros. Hasta la siguiente historia de vida, Dra. Sandra Gómez Patiño.
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