Sandra Gómez
Estimado lector entre las siguientes líneas encontrara
las características que debiéramos tomar en cuenta para definir los vocablos de
uso común: 1) la vocación (bienvivir) y 2) el quehacer (bienestar); idealmente
deben ser una misma, pero no siempre es así por diferentes razones. “Nunca
minimices tu quehacer, cualquiera que este sea cumple una función adaptativa y
te brinda bienestar (Gómez, 2020)”.
A veces olvidamos que nuestro
quehacer debe estar vinculado a nuestra vocación; el quehacer es más allá de
las actividades domésticas; es nuestro diario vivir, actividad de la que
idealmente se nos remunera económicamente por realizarla. En esta ocasión les
presento datos que tienen la intención de hacerle reflexionar sobre ¿Cómo vives
tu presente?, entendido como el regalo que es la vida.
Los quehaceres
pueden ser de lo más especializados y en algunas ocasiones son carreras
universitarias; lo interesante es poder unirlas a la vocación. Si se tiene una
vocación de servicio por ejemplo podría ser médico, bombero, profesor, atender
en un supermercado, entre muchas otras actividades diarias (quehaceres). Es
decir, no todo lo que nos brinda bienestar requieren de certificaciones porque
de lo que se habla es de una vocación de servicio a otros seres humanos.
Hablemos por
ejemplo de la atención a clientes, la disposición de la persona a la atención de
necesidades del otro que se ve manifiesta con el quehacer de un médico pediatra
al distraer a su paciente antes de poner una vacuna (inyección).
Sin embargo, si
la vocación es trabajar con “números”, se puede ser matemático, administrador
de empresas, contador, algunas ingenierías, arquitectos y científicos. Las
personas de este perfil prefieren estar en compañía de los números que de las
personas. Para ellos el lenguaje de las matemáticas es un aliado y se expresan
mejor con datos y estadísticas.
Todas las
profesiones idealmente son útiles a los demás seres humanos; sin embargo,
quienes dominan el lenguaje de las matemáticas y/o ciencias son particularmente
diestros con el lenguaje abstracto= ¡menos es más!, haciendo referencia también
al lenguaje que se utiliza en física y química; que al igual que las
matemáticas son universales.
Si la vocación
es de investigar, las carreras de ciencias exactas como: biología, medicina,
química, física, matemáticas, ciencias de la educación, entre otras (…) las
personas se encuentran en un punto intermedio entre quienes dominan el lenguaje
de las matemáticas y el servicio a la humanidad a través de sus investigaciones
respaldadas con datos estadísticos acompañados de una narrativa generalmente
presentadas en formatos de TESIS o artículos especializados dirigidos al
público, con la intención de compartir y divulgar sus conclusiones.
Vocación de comunicador, ser
divulgador en medios digitales, reportero, escritor (…), son solo algunos de
los quehaceres de quien tiene esta vocación. A este punto usted ha podido ver
que muchas de las vocaciones se traslapan entre sí, y se ven manifiestos con
quehaceres cotidianos.
La cotidianidad idealmente debe ser
remunerada económicamente, ya sea a través del trueque de servicios o de la
paga. Ningún quehacer debiera tener menos valor que otro; además algunas de las
vocaciones se traslapan en el perfil de las personas. He aquí en donde entra la especialización, en
la medida que eres el mejor en tu área, te vuelves el mentor de otros e incluso
eres el mejor cotizado en ese quehacer en específico; por citar un ejemplo, el
panadero, que de tradición en el hogar aprende a elaborar los mejores panes
mexicanos, decide emigrar y formarse en Francia al lado de los mejores
panaderos y reposteros, logra una nueva mezcla a través de su sazón aprendido
desde su hogar, y las técnicas de alta gama en panadería y llega a industrializar
sus productos y/o escribir libros para preservar las tradiciones del pan casero
un ejemplo se encuentra en el Libro Panes Mexicanos 2A Edición: Irving Quiroz.
Editorial Larousse.
Para cada vocación existe un
quehacer, idealmente deben ir de la mano, el bienestar y el bienvivir. La
especialización en las actividades cotidianas que se hacen desde la vocación deja
frutos y te permiten alcanzar una estabilidad emocional y económica que se refleja
en una vida feliz.
La vocación nos
hace “vivir bien” porque nace desde las emociones que nos dan equilibrio,
mientras el quehacer nos permite “estar bien” porque somos productivos.
Recuerda que la
felicidad es el camino que se construye en la cotidianidad y si tu vocación y
lo que haces para vivir “bien” van de la mano eres un afortunado con ese
PRESENTE llamado vida.
Hasta la
próxima historia, comenta y comparte. Dra. Sandra Gómez Patiño.
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