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viernes, 23 de octubre de 2020

La ley es dura, por eso es ley

 



 

Rafael Martínez Rodríguez

 

En días pasados hemos visto como el presidente de la República a emprendió una más de sus ocurrencias, donde ha puesto en la mesa de debates el tema relativo a enjuiciar a los expresidentes, mismo que quiere realizarlo con el aval de una consulta popular para que sean los ciudadanos los que decidan si quieren que se lleve a juicio a los exmandatarios.



Dicha consulta fuera de la legalidad fue desastrosamente avalada por el máximo órgano jurisdiccional de nuestro país, donde se volcó a favor del capricho del presidente y dejo a los juristas en incertidumbre por tan transcendente decisión, misma que se traduce en que la aplicación de la ley estará sometida a los intereses de las mayorías aun sin tener razón.


La consulta popular fue un fracaso, pues no reunió las firmas necesarias para que se lograra su objetivo, por lo que el caprichoso del presidente embestido de terquedad acudió a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que avalara su consulta y todos conocemos el resultado. Ahora bien, México cuenta con un estado de derecho que si bien es cierto no es el mejor, si está estructurado para que se lleven a cabo bajos las formalidades de la ley, los procesos judiciales para llevar ante un tribunal a todo aquel que se le acredite ser un infractor, por lo que la consulta es totalmente innecesaria, está cargada de politiquería.





 La ley en el ámbito de su aplicación no está condicionada ni fue puesta en vigor para que previamente a su implementación sea consultada a la ciudadanía, no se puede someter la ley después de ser aprobada a una consulta para saber si debe o no debe aplicarse, estamos retrocediendo años de civilización, pues retornamos a la era de Pilatos donde en las plazas públicas se exhibían a los supuestos delincuentes y se sometía a votación para decidir si se castigaba o no las infracciones a la ley.


 El Presidente de la República está desquiciando el sistema de justicia en México, convirtiendo en un circo la ley y sus instrumentos para su aplicación, se está lavando las manos en enfrentar con decisión su responsabilidad, se está escudando de los ciudadanos para no aplicar la ley, se cuelga de su fallida consulta para hacer política de la manera más vil, usando los recurso de los Mexicanos para hacer promoción política a su favor y de su partido a costa del desamparo de las minorías de las cuales pregona estar a su lado.


Tenemos a un Presidente que no termina de asimilar que las campañas políticas ya terminaron y que ahora gobierna para todos los Mexicanos, es momento de recordarle que cuando tomo protesta como Mandatario, juro ante la Nación guardar y hacer guardar la constitución y las leyes que de ella emanan, y es así que no necesita de consultas populares amañadas ni manipuladas para llevar a juicio a los expresidentes, porque mientras el pierde el tiempo y sigue ilusionando a sus seguidores de que viene a transformar a México, nuestro vecino del norte sigue en operativos realizando detenciones sin consultarle a nadie, solamente aplicando la ley como se debería realizar en nuestro país.


La Presidencia de la República esta desorientada, esta sin rumbo y anclándose a cualquier circo mediático para sobresalir y continuar con su demagogia, estamos ante la ineptitud de la aplicación de la ley, y esto nos va a salir caro a los mexicanos, pues se debilitan las instituciones generando incertidumbre jurídica al ver sometido el estado de derecho a los caprichos y necedades del presidente, estamos retrocediendo en muchos ámbitos, pero sin duda este es el peor.


Y termino con la frase de José María Morelos y Pavo que reza sobre el respeto a las leyes “Que como la buena ley es superior a todos los hombres, las que dicte nuestro congreso deberán ser tales que obliguen a la constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia”.


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