Sandra Gómez
Mi apreciado lector en esta ocasión, encontré lo que
de acuerdo con Christoph Lehner, doctor del Instituto Max Planck de la Historia
de la Ciencia es una de las 12,300 cartas que Albert Einstein escribió a
diferentes personas. En lo particular esta la dirigió a su hija, y hoy deseo
hacer lo mismo a mi tesoro Cristina y a su esposo Jesús Andrés. La fuerza del
AMOR es una experiencia que debe tomarse en serio y debe cultivarse con
acciones de mutuo respeto, con comunicación asertiva y siempre tener detalles
uno para el otro.
CARTA <<Cuando propuse la teoría de la
relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelare ahora para que lo
trasmitas a la humanidad también chocara con la incomprensión y los prejuicios
del mundo.
Te pido, aun así, que la custodies todo el tiempo que
sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente
para acoger lo que te explico a continuación.
Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que
hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza
que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de
cualquier fenómeno que opera en el universo, y aun no haya sido identificado
por nosotros. Esta fuerza universal es el AMOR.
Cuando los científicos buscaban una teoría unificada
del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas.
El amor es luz, dado que ilumina a quien lo da y lo
recibe. El amor es gravedad, porque unas personas se sienten atraídas por
otros. El amor es paciencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite
que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela.
Por amor se vive y se muere. El amor es Dios, y Dios es Amor.
Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas
a la vida.
Esta es la variable que hemos obviado durante
demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única
energía del universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo.
Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple
sustitución en mi ecuación más celebre. Si en lugar de E=mc2 aceptamos que la
energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por
la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor
es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites.
Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de
las fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos
alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie
sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar
el mundo y cada ser siente que en el habita, el amor es la única y ultima
respuesta.
Quizás aún no estemos preparados para fabricar una
bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el
egoísmo y la avaricia que asolan el planeta.
Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un
pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada.
Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía
universal, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo
lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida.
Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo
que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida.
¡Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero
como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti
he llegado a la última respuesta! Tu padre Albert Einstein>>
Les invito a reflexionar
sobre el contenido de la misiva y compartir. Dra. Sandra Gómez Patiño.
REFERENCIA: Publicada el 13 de febrero de 2019.
Revisada el 3 de octubre 2020
https://www.youtube.com/watch?v=BYYTGYf_khU&ab_channel=ActitudPositiva-Kitza
Wow que bella carta. Gracias prima Veronica Bejinez
ResponderBorrarMe a encantado 💓💓💓💓 Fernanda
ResponderBorrarMuchas felicidades Sandra, Saludos. Dolores Vazquez
ResponderBorrarmuy bien amiga te felicitó. Luisa Miranda
ResponderBorrarFelicidades, bravo. Gisel Moreno
ResponderBorrarBravo Gladys Treviño
ResponderBorrarMuy bien amiga te felicito. Luisa Miranda.
ResponderBorrar