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miércoles, 28 de octubre de 2020

El maestro en casa, el hermano mayor el tutor




Sandra Gómez

 

Muy apreciados lectores, muchos de nosotros tenemos hermanos mayores, y así pocos pueden decir que sus hermanos mayores les ayudaron con las tareas, y algunos menos pueden contar que sus padres estaban a su lado para correcciones o explicaciones.



No sé, en que se basan las autoridades educativas para delegar en los padres la función de “profesores”, si bien existe una situación sanitaria particular, ¿En dónde está el plan de clases?; ¿Por qué creen que un modelo de enseñanza con seudo-maestros va a cambiar y además ser positivo para los alumnos?; me pregunto si es que algunos educadores piensan: si el padre no puede, que lo haga el hermano mayor; o que tal la abuelita, alguien por favor que le ayude (…)


Si se tiene la suerte de tener a alguien con la paciencia y el conocimiento para apoyar, ¡qué maravilla! es un “ganar, ganar, gana el alumno y gana quien enseña. Pero una situación así no es una regla, sino una excepción; existen algunos estudiantes con esa ventaja y seguramente algunos antes de la contingencia tenían a una persona de apoyo en casa; ¿Qué pasa con quienes no tienen apoyo?


Caso #1: Conozco un caso con mi vecina quien es médico (32 años) y viuda, grita a sus niñas (6 y 8 años) y mi hijo me pregunta, mamá ¿no creo así pueda aprender?, ¡pobre niña!; debo decir que en todos estos 9 meses solo una vez la he escuchado, aun cuando mi hijo me ha reportado por lo menos tres ocasiones. Sé que ella tiene que trabajar, es el proveedor de casa y su madre la apoya con el cuidado de las niñas, y la abuelita también les grita…, más que un estilo de crianza puedo aseverar que es una situación de falta de descanso y estrés, generado por el “nuevo modelo educativo”. La madre de estas niñas si fue una excelente hermana mayor, estudiosa y apoyaba a sus hermanos motivándoles, incluso uno de sus hermanos es TDAH y ese fue uno de sus motivos para estudiar medicina. No contare más de su vida porque es una novela dramática; solo aseguro que es una buena mujer, preparada y ama a sus hijas. A lo que quiero llegar es a ejemplificar, que sí esta situación se da en una familia con estas características, ¿Qué puedo esperar de otras seudo-maestras?





Enseñanza entre pares. Algunos jóvenes son sin duda excelentes monitores, en ocasiones únicamente hay que pedirles apoyo, si se les pide que ayuden pueden enseñar a sus pares o a otros de menor escolaridad con excelentes resultados. El enseñar a otros es el método mayormente comprobado de aprender sobre algún tema, es a lo que llamo ganar-ganar; asimismo; es del conocimiento público que al repetir varias veces los ejercicios unido a explicar a otros esta acción “afianza” el tema. Además, enseñando a nuestros compañeros de clase se hacen preguntas que generan respuestas (proceso mental) o más preguntas en quien enseña, por lo que el desarrollo mental progresa. Otra forma de ver la enseñanza entre pares es que el enseñar es hacerte preguntas que probablemente nunca te hubieras hecho.


Si se tiene la fortuna de tener a alguien así, aproveche la oportunidad y sensibilice al joven monitor de su labor, motívele y apóyele con lo que necesite, de tal suerte que sea un ganar-ganar.  En escuelas de nivel medio y superior se piden horas de servicio social, esta actividad puede ser compensada con “horas”, uno a uno o 2 a 1.


Los maestros cambian vidas y los alumnos cambian maestros, en cualquiera de los niveles en que se encuentre quien enseña. Los mejores cambios transcurren entre los intercambios de preguntas y respuestas; estos cambios son la consolidación de los conocimientos transformándose en aprendizajes significativos y trascendentales cuando se les encuentra un sentido.





¿Se puede ser un buen maestro sin estudiar didáctica?, simplemente sí; pero no te debes conformar con eso, si de verdad te gusta enseñar y tienes vocación de servicio, debes estudiar didáctica a nivel profesional, conocer las áreas teóricas y prácticas; además de muchas más materias que te ayudaran a ser un maestro de excelencia. No es lo mismo dar clase, que ser un profesional de las clases.


La mayoría de quienes dimos la primera clase sin haber estudiado las Ciencias de la Educación, lo hicimos imitando a aquella maestra con quien nos sentimos identificados y nos gustaba como daba la clase, la admirábamos y desde luego reproducimos “ese modelo” de enseñanza. A eso le sumamos, lo que no nos gustaba de otros maestros e intentamos mejorarlo, en fin; todos tenemos un inicio con menor o mayor área de oportunidad para la práctica y nos formamos a nosotros mismos. Cuando se hace una carrera como educador, ese simplemente es el primer paso y existe un largo camino de enseñanza y aprendizaje para ser el mejor “educador” que puedas ser, hasta llegar a ser Investigar docente y poder compartir apoyado en experimentos científicos los resultados de tus “puestas en escena” de clases modelo.


Hasta la siguiente historia de vida. No dejes de enseñar y aprender, apóyate en esos alumnos quienes “brillan con luz propia”, estimula y motívale, cada escuela debe tener incentivos para ellos. “La educación es para siempre, cuando la incorporas a tu vida” (Uriegas, 2002).


Comenta, comparte y deja tu testimonio. Dra. Sandra Gómez Patiño.


 

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