El
Volcán/Sader
Ante el
avance sostenido de las plantaciones de cítricos en Jalisco, con el limón persa
por delante, hay necesidad de políticas públicas que refuercen la calidad
sanitaria de las plantaciones y que también induzcan la producción de varias especies
de cítricos, a fin de que se eviten situaciones de mercado indeseables por la
excedencia de un producto, como podría ser en un momento dado el limón persa.
Así
lo plantea el director de Fomento Hortofrutícola de la Secretaría de
Agricultura y Desarrollo Rural (SADER Jalisco), Néstor Olivares Mora, quien
expresa que la diversificación debe traducirse en la producción de especies
distintas al limón persa, y que tienen actualmente buen escenario en el
mercado, como se comprueba con las cotizaciones que se tienen actualmente en la
lima y el limón italiano.
Detalló
que hoy en día la lima jalisciense es el cítrico con mejor precio en el mercado
nacional, debido a la reducción de su superficie productiva, luego de que en años
recientes se quitaron muchas plantaciones para establecer predios limoneros.
Dijo que hay señales de que podría tenerse nuevamente un repunte en
plantaciones de limas, un producto en el que tradicionalmente Jalisco ha sido
líder nacional con los plantíos en la región de la Ciénega de Chapala.
En
cuanto al limón italiano (de color amarillo), indicó que prácticamente esta
especie solo se produce a escala comercial en Tamaulipas, donde sus productores
han tenido buenos ingresos con este fruto, cuyo sabor menos ácido tiene una
buena demanda de la industria refresquera.
Asimismo,
hizo referencia a que la SADER Jalisco cuenta con disponibilidad de germoplasma
certificado de mandarina Dancy en su vivero de Tomatlán, para apoyar proyectos
citrícolas con esta variedad.
Sobre
la certificación de las plantaciones, Olivares Mora refirió que cada vez más
las empacadoras de limón y otros productos exigen la certificación de
productos, lo que redunda en mejores ingresos para los productores que
acrediten buenas prácticas en el proceso de producción y el estatus sanitario
de sus huertas.
Insistió
en que la falta de certificación se convierte también en un obstáculo para
quienes no la han conseguido: “Con la certificación de parte de los
productores, se alcanzan mercados más óptimos. Por ejemplo, me ha tocado estar
en el empaque del Señor del Tepeguaje (San Martín Hidalgo) que actualmente
tiene la encomienda de certificarlos para mercados que puedan tener mejor valor
para su precio por kilogramo o tonelada”.
Señaló que la tarea de la Secretaría en el tema de la certificación va en dos vertientes: el apoyo de los extensionistas para asesorar a productores para que éstos puedan certificar sus huertas, y en facilitar la certificación de empresas empacadoras para que éstas puedan incursionar en los mercados que mejor paguen con el apoyo de despachos capacitados y avalados para tal efecto.
Aludió
que en las reglas de operación de este año hay apoyos de hasta 100 mil pesos
por proyecto (con aportación del interesado en 50%) para los propósitos
mencionados.
También
mencionó que actualmente se tiene una campaña permanente de instalación de
trampas y otras medidas de bioseguridad para la detección y combate del insecto
Diaphorina, el vector de la enfermedad del amarillamiento letal de los
cítricos, a fin de que no propague esta devastadora patología.
Adujo que lo anterior se complementa con la exhortación permanente de que los citricultores no compren plantas de dudosa procedencia, sino que se adquiera de viveros certificados para traer germoplasma con presencia de plagas.
Se
tiene en marcha un proyecto experimental para producir limones persas de baja
talla, lo que implica llegar a las 600 u 800 plantas por hectárea contra el
índice actual de 300 a 400, lo que elevaría 40% la producción, como ya se logró
con el limón agrio.
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