Cine sin Memoria
José Luis Vivar
Parece que no solamente la televisión, sino también las plataformas digitales se han olvidado del llamado Cine Clásico que se caracteriza por obras que tienen méritos estéticos, técnicos y temáticos, así como aquellas que fueron éxitos comprendidos entre 1900 y finales de los años 60’s, no solo de Hollywood, sino de México y otros países; aunque al decir México, debemos detenernos hasta principios de la década de los cincuenta, porque después lo que se produjo hasta mediados de los 70’s, salvo muy contadas excepciones, fueron cintas de muy mala calidad.
Pero
volviendo al tema, el Cine Clásico goza de cabal salud, mucha gente lo busca y
lo sigue prefiriendo. Las distribuidoras de videos digitales constantemente
están reeditando los mismos títulos porque existe la demanda de tener en casa
películas como El Ciudadano Kane, Ben Hur, Lo que el Viento se Llevó, El Mago
de Oz, entre otras.
De
ahí que todavía sea muy difícil afirmar que, en Netflix, Amazon o HBO están
todos los estrenos y todos los clásicos. Nada de eso. Lo más nuevo de la
cinematografía se mantiene, no obstante, algunos cineastas y productores son
reacios a ceder sus obras, porque sienten que primero deben estrenarse en salas
tradicionales. Aun así, lo nuevo se mantiene vigente en esas plataformas.
Lo novedoso es sinónimo de estos tiempos. Existe una fuerte demanda por ver lo que se acaba de realizar. Si en redes sociales se anuncia el estreno de una película en un par de meses, hay un público que la busca la manera de verla antes. Lo inmediato es lo que trasciende; lo viejo a nadie le interesa. Y por viejo no debe entenderse por una obra antigua, sino a una que haya estado en la cartelera un par de meses atrás.
Por
esa razón la competencia obliga a generar nuevos títulos o secuelas; bueno, eso
era hasta este 2020, donde las cosas han cambiado de forma radical. Los
estrenos ahora son a cuenta gotas; incluso algunas películas que estaban
enlatadas se aprovecha la oportunidad para estrenarlas, aunque la calidad sea
menor.
En
tanto que el Cine Clásico permanece allí a la espera de mostrar las razones por
las cuales se mantienen vigente, resaltando por qué tiene tantos admiradores de
viejas y nuevas generaciones. Pero al mismo tiempo lamentando que la televisión
abierta le cierra también las puertas, cuando antes era su principal promotora.
¿Quién no recuerda que en varios canales se proyectaban este tipo de películas
casi a diario, e incluso que existían programas como Permanencia Voluntaria
donde proyectaban verdaderas joyas de la cinematografía?
La
respuesta a todo esto se debe al pago de los derechos de autor de los estudios,
cuyos costos son mayores de lo que cualquiera pudiera imaginarse; algunos casi
piden lo que cuesta un estreno; por eso es que muy pocos tienen ese tipo de
películas. Y las compañías que tienen un catálogo más o menos formal de Cine
Clásico como Apple, ofrecen solo servicio limitado de venta y renta; es decir,
se paga únicamente por una cinta.
Quizás
deberá pasar un buen tiempo para que como antes se puedan disfrutar de esos
títulos que forman parte de la Historia. Solo para entonces se podrá decir que
una mayor parte del universo del cine se encuentra disponible; solo entonces
nadie tendrá necesidad de buscarlas en formatos de Blu Ray y DVD.
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