De
manera pacífica y portando cartelones, las personas que se ganan la vida
haciendo comercio los fines de semana en la plaza principal de Ciudad Guzmán,
actividad suspendida desde hace meses por causas de las medidas sanitarias por
la pandemia del COVID-19, demandan de las autoridades municipales de Zapotlán
el Grande se les permita trabajar durante el Novenario de las Fiestas
Josefinas, que comprende del 13 al 24 de octubre.
Independientemente de la respuesta oficial a la petición hecha, las reacciones provocadas entre las sociedad guzmanense y que se están manifestando en las redes sociales, van desde la solidaridad de algunos para que se les escuche y permita en lo que demandan, por considerar que son personas que se viven de esa actividad, las hay también que cuestionan el que se les impida trabajar mientras si lo hacen bares, cantinas y restaurantes en donde no se respetan reglas sanitarias, principalmente por la clientela.
De igual forma, hay quienes
cuestionan una y otra actividad comercial, pues consideran que los contagios
del COVID 19 se producen e incrementan día a día precisamente porque se les
está permitiendo la apertura de negocios a donde la gente va, donde no hay sana
distancia, son sitios cerrados los más, sin la ventilación adecuada, entre
otras carencias y deficiencias, mientras que el en sector salud, responsable y
único que enfrenta, las más de las veces con desventaja, los resultados de esas
libertades que se da la gente, se están muriendo médicos, enfermeras y demás
personal de las distintas áreas de atención.
En resumen, los comentarios y las
críticas que está despertando esta acción de los llamados comerciantes
ambulantes de Ciudad Guzmán, son en el sentido de que el piso no es parejo, es
decir, se considera el que se privilegian ciertos sectores mientras que, a
otros, señalados como más vulnerables, se les sujeta a reglas y condiciones, lo
que pone en una situación crítica a la autoridad demanda por esta petición que
debe atender y en su caso resolver.
Lamentablemente la pandemia, según
los expertos, va para largo y el pronóstico no es nada halagador en el futuro
inmediato, sobre todo considerando que la gente hace lo que quiere y por ello hay
crisis por contagios y, lo más terrible, en las áreas de atención de salud, su
personal clama también un alto al libertinaje, se está muriendo también quienes
se exponen atendiendo a los enfermos, y ahí siguen pese a los riesgos que
corren, mientras que otros hacen caso omiso a las recomendaciones para el
autocuidado, se abren negocios y otros claman por trabajo porque afirman no
tienen para comer.
Una decisión de tipo salomónico
sería el que se dejara trabajar a todos, que al fin de cuentas las personas
deciden por sí mismas, en el entendido de que mientras más contagios se
produzcan peor será la situación, tanto de salud como económica, de esta manera
no habría reclamos ni señalamientos de dar privilegios a ciertos sectores
mientras que a otros se les restringe, lo que más obliga a una decisión de la
autoridad local respecto de la petición que se les hace, así, si la gente, en
este caso los clientes, se quieren cuidar o no, irán o no lo harán para
consumir lo que les oferten los comerciantes ambulantes durante el Novenario,
será lo mismo que sucede con la apertura de bares y cantinas, gimnasios y
restaurantes, pero que, después, nadie busque culpables, que aprendamos como
sociedad, en situaciones de crisis, como la que se vive, a ser responsables de
nuestros actos. Dice el dicho: La carne es débil y el diablo tienta.
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