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viernes, 25 de septiembre de 2020

Libertad de expresión: derecho constitucional inalienable






 

Víctor Hugo Prado

 


La libertad de expresión es un derecho constitucional inalienable, que consagra a que toda persona tenga libertad de pensamiento y expresión. De buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, ya sea oralmente, por escrito, o a través de las nuevas tecnologías de la información, el cual no puede estar sujeto a censura previa sino a responsabilidades ulteriores expresamente fijadas por la ley.


Este derecho recientemente fue exigido mediante un desplegado firmado por 650 intelectuales del país que denominaron “En defensa de la libertad de expresión”, poniendo en estado de alerta el asedio que sufre esta libertad, representando un riesgo para la joven democracia mexicana.


Señalaron que “el presidente López Obrador utiliza un discurso permanente de estigmatización y difamación contra -medios de información a- los que él llama sus adversarios, señalando, además, que al hacerlo agravia a la sociedad, degrada al lenguaje público y rebaja la tribuna presidencial de la que debe emanar un discurso tolerante”.





Eso ha sucedido, es cierto, con los que difieren con su línea discursiva, es el caso de medios como Reforma, Letras Libres y Nexos, estos dos últimos con solidez académica e intelectual a toda prueba. Pero también lo ha mostrado con periodistas que han cuestionado obras mal planeadas que no generaran riqueza, las fallas del rumbo económico, el mal manejo de la pandemia, la inseguridad que asola en todos los rincones del país y en todos los estratos sociales. 


Sin entender ni aceptar información distinta, ni tampoco la crítica, el presidente siempre tiene otros datos, quien le cuestione es conservador, neoliberal que anhela el regreso de los gobiernos corruptos. Y en el mismo sentido del desplegado “Sus palabras son órdenes: tras ella han llegado la censura, las sanciones administrativas, los amagos judiciales”, en el fondo también reproduce la advertencia de que no hay opciones, por tanto, no se puede disentir solo callarse.


Desde la tribuna mañanera ha impuesto una línea del discurso para seguir alentando las divisiones, complaciendo a los afectos, atacando a lo que disienten. Así, ha minimizado la lucha de las mujeres contra la violencia de género. Se ha carcajeado de quienes han sido víctimas de la violencia. Ha querido borrar del mapa los problemas del país, las luchas por el medio ambiente, por el agua que se suscitan en el norte, el comportamiento de la pandemia, los contagios y muertes derivadas de ella, la falta de medicina de los niños con cáncer. La simbólica imposición del discurso se ejemplifica cuando en una rueda de prensa pidió que no preguntaran nada más que del avión, con el que dio “avión”. Ahora el nuevo tema es el juicio a los expresidentes, porque el show debe continuar. Quien busque un tema distinto en pro de ejercer la libertad de expresión, es entonces, enemigo del régimen. 


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