martes, 29 de septiembre de 2020

El diablo a todas horas






Cine sin Memoria

 


 

José Luis Vivar

 

Cualquier fanatismo es peligroso. Político, deportivo, religioso, en el fondo son lo mismo. No hay medias tintas: ir en contra de lo que alguien piensa o cree, representa convertirse en su peor enemigo. Aquellos que lo ven como un juego tarde o temprano comprueban que no es así, porque el fanatismo se lleva en la sangre.


            Donald Ray Pollock trabajaba en una fábrica de papel, en Knockemstiff, y cuando contaba con 54 años decidió inscribirse en un programa de Escritura Creativa en la Universidad Estatal de Ohio, donde comenzó a desarrollar habilidades como escritor. En poco tiempo sus primeros cuentos aparecieron en diferentes publicaciones, como The Journal, Epoch, o The New York Times, pero sin duda fue su novela El Diablo a Todas Horas publicada en 2011, la que se convirtió en un auténtico éxito de ventas y que obtuvo importantes premios.


         

   En este 2020 dicho libro llega a las pantallas con el mismo título y bajo la dirección de Antonio Campos, dando por resultado un Thriller, donde la línea narrativa se rompe constantemente para conocer en el pasado el origen de los hechos, y para no dejar ningún cabo suelto de esta historia que en cada minuto se comprueba que el instinto puede más que la razón.


            La voz profunda del mismo Donald Ray Pollock, más que como un narrador omnisciente se aprecia como Virgilio de la Divina Comedia, que nos va presentando a los personajes, el contexto en que se desarrollan, y sus reflexiones en torno a lo que se vive en ese microcosmos rural, tan alejado de Dios y tan cerca del demonio.


           

La historia arranca dos años después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, en una pequeña población de en Knockemstiff, Ohio. Arvin Rusell es un niño que una inesperada tragedia lo convierte en huérfano, y pasa a vivir con su abuela, su tío y con la pequeña Leonora quien está en su misma situación, En ambos casos los padres fueron víctimas de su propio fanatismo.


            Años después, Arvin y Leonora se convierten en dos jóvenes que viven bajo el acoso escolar, sobre todo ella de quien se burlan por su exacerbada forma de vida entregada a la religión, en contraste con el muchacho que hace ya mucho dejó de creer. ¿Cuánto tiempo puede resistir alguien sin que reaccione y ponga en su lugar a quienes les hacen daño? Esa parece ser la pregunta que ronda en torno a estos personajes, pero por experiencia propia, Arvin sabe que todo debe hacerse en el momento adecuado, para disfrutar con plenitud la venganza.


            Por otra parte, están Carl y Sandy, una pareja de asesinos en serie que recogen a sus víctimas -hombres jóvenes y mayores-, en la carretera, para después llevarlos a parajes lejanos y compartir con ellos el pan y las bebidas. Finalmente, Carl le propone al desconocido en turno que tengan sexo con su esposa mientras él los fotografía, algo que la mayoría se niega aceptar, razón por la cual el tipo se enfurece, deja de ser un voyeur, y lo asesina, con la complicidad de la mujer que disfruta fragmentar cuerpos.


            Y como la muerte parece rondar en la vida de estos personajes, no podía faltar un policía, hermano de Sandy, que es corrupto y busca muy en el fondo reivindicarse, aunque no encuentra el camino ni las personas adecuadas para lograr su propósito. Y como si su llamada de auxilio fuese escuchada aparece un joven predicador Teagardin que llega a la iglesia del pueblo no para salvar almas sino para pervertirlas. Leonora será una de sus víctimas y quien sin quererlo generará una reacción en cadena, mientras la guerra de Vietnam aparece en horizonte convocado a jóvenes estadounidenses para ir a morir al frente de batalla.

            El Diablo a Todas Horas* es impactante por sus imágenes, por el comportamiento de sus personajes y por sus diálogos crudos. Aunque de una manera u otra lo invoquen, Dios nunca está presente, porque el lugar donde transcurren las historias está plagado de gente que padece un fanatismo enfermizo que enajena, confunde, quizás porque la línea divisora entre bien y mal, hace mucho que se perdió, y nadie parece darse cuenta.

 

            En el reparto multiestelar de esta película sobresalen las actuaciones de Tom Holland (El Hombre Araña), Robert Pattinson (Batman), Jason Clarke (Terminator Génesis) Riley Keough (American Honey) y Bill Skarsgard (It),

 

*Disponible en Netflix.

 


 

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