De oficio camillero. COVID-19

 

 

Sandra Gómez

 

Estimado lector, en ocasiones nos olvidamos de reconocer las cadenas de trabajadores de la salud. Nos enfocamos en los médicos y enfermeros; que tal si hoy hablamos de los camilleros.

            La jornada laboral de un camillero dura de 8 y 12 horas según su turno, y a ellos también se les solicita en casos de emergencia que extiendan su turno. El trabajo principal de un camillero consiste en trasladar pacientes, muestras, autorizaciones y equipos de laboratorios.

 “Lo más difícil de este trabajo es conocer a las personas con casos complicados y/o dramáticos, y aun si ya se está acostumbrado, lidiar con estas situaciones genera estrés y golpea duro cuando fallece el paciente y la familia te pide que hagas algo. Asimismo, cuando un paciente que hemos visto grave se recupera y lo llevamos a la puerta de entrada o lo vemos volver por su propio pie, ¡esa satisfacción, no tienen precio! “(Jorge, 2020).

 En tiempos de COVID-19, llego a mi consulta por video-llamada el Sr. Jorge, después de platicar con él, se me hizo importante contar parte de su historia, porque creo que nos olvidamos de que existe una cadena de ayuda en el proceso de atención a los pacientes. En estos últimos meses han tenido que doblar turno y, además la carga emocional es tan grande y representa tal riesgo su oficio que genera en ellos preocupación por los suyos en casa. En este caso en particular a su pareja quien es enfermera la enviaron a casa por estar embarazada por ley la apartaron de su trabajo. Para el padre de esa niña en camino, la situación no es la misma; así que con sus propios medios tiene que cuidar de sí mismo y con sus extremas precauciones confía en cuidar a su familia.

 Quienes no estamos al frente dentro de los hospitales, olvidamos la cadena de “personas de buena voluntad” que están ahí, para cuidar a quienes amamos. En entrevistas con personal de diferentes áreas en el hospital, como los de farmacia, almacén, afanadores, cocineras, entre otros; me confían su percepción de temor a ser contagiados y su voluntad de hacer las cosas “bien” por su propio bienestar y el de sus familias.  Me comparte otro camillero: “Lo mismo atendemos heridos de bala, accidentes de auto, delincuentes en medio de enfrentamientos, ancianos, niños. Cuando uno salva una vida, no importa el billete”.

            Los camilleros se aseguran de que los pacientes, el instrumental se encuentran en el lugar y el momento adecuado. Utilizan diestramente, camillas, sillas de ruedas u otras modalidades y ya sea que trasladen al paciente de una sala a otra como por ejemplo la de rayos X, pueden llevar a quirófano, cuneros, cuarto, entre otros. Ellos son un eslabón de la cadena de ayuda.

            En un Hospital ciertamente hay jerarquías, pero para realizar un excelente trabajo cada eslabón cuenta, y cada uno debe cumplir de manera profesional con sus funciones.

 Un Hospital es un micro-cosmos y su buen engranaje depende de las personas y de los recursos físicos disponibles, de ahí que es importante no únicamente los equipos y su buen funcionamiento, sino la capacitación del personal y la disponibilidad de medicamentos; sin olvidar el estado emocional de TODOS los involucrados.

 Les invito a apoyar en su comunidad, desde el traslado de personas quienes se encuentran agotadas por sus largas jornadas de trabajo, y tienen la necesidad de ir a casa a descansar; brindar apoyo emocional a través de asesorías profesionales de psicología, y/o gestos de amabilidad, hasta el compartir los alimentos. Toda ayuda es importante, juntos podremos salir fortalecidos de esta situación de CRISIS=Oportunidad.

            No esperes a que te lo pidan, busca la forma de colaborar con los hospitales de tu comunidad. Hasta la siguiente historia de vida. Dra. Sandra Gómez Patiño.