Juan
José Ríos Ríos
El Volcán/Guzmán
La
ausencia de vigilancia y sanción por parte de la Procuraduría Federal del
Consumidor (PROFECO), posibilita el abuso que algunos comerciantes que de
manera constante elevan los costos de los productos que venden, principalmente
aquellos que se consideran de la canasta básica, de mayor consumo popular y que
son parte importante en la alimentación de las familias de menores ingresos
económicos.
Huevo, jitomate, tomate, papas, tortilla, frijol, entre otros productos comestibles de alto consumo, son objeto de una constante variación de su precio, los más al alza. Algunos comerciantes justifican la medida como escasez de mercancías, unas debidas al temporal de lluvias o bien que ha bajado la producción a causa de la crisis por la pandemia del COVID-19, pero no les tiembla la mano para de un día para otro subirle dos o más pesos al kilo de jitomate, de huevo, de las papas o las tortillas, tienen libre albedrío para actuar y la complicidad, por ausencia, de la PROFECO.
También se ha descontrolado el costo
de los combustibles, gasolina magna, premium y el diésel. Antaño, el diésel era
el más barato de los carburantes, lo que beneficiaba mucho a los supuestos
productores agrícolas, ahora está a un precio más elevado que el de las propias
gasolinas. A eso hay que agregar que sigue la ordeña, es decir, el cliente paga
por litros que no recibe completos y a precios que superan los 19 pesos, cuando
meses atrás costaba menos por disposiciones del gobierno federal de no aumentar
los precios.
No es la primera ocasión que se hace
este tipo de señalamientos, sin embargo no se ha sabido, cuando menos de manera
oficial, que la PROFECO haya actuado en el municipio para verificar precios y,
en su caso, sancionar su posible violación o aumento del precio oficial o
autorizado para la venta al público, no queda a la oferta y la demanda, sino a
criterio de quienes abusan de las circunstancias, de las necesidades de la
gente por las limitaciones que se han impuesto por la pandemia del COVID-19.
Ojalá y las autoridades locales
tomaran cartas en el asunto, que si no está en sus manos corregir desmanes que
se cometen en contra de los consumidores, cuando menos gestionen la presencia
de funcionarios de la PROFECO para que hagan su trabajo, que verifiquen
precios, que vigilen y en lo que cabe eviten el alza de los productos, las
irregularidades se cometen por la ausencia de vigilancia, de sanción por abuso
al elevar costos más allá de lo autorizado o considerado como propio en un
producto de origen natural o de los fabricados y embazados, que también tiene
mucha demanda y forman parte de la alimentación o dieta de las personas.
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