Cine sin Memoria
José Luis Vivar
Estrasburgo, 1942. El joven Marcel Manguel vive con su padre y lo ayuda en la carnicería. Al primero le molesta ver a su hijo trabajar como actor en un bar de la localidad. Pero el muchacho admira tanto a Charles Chaplin que lo imita y basa sus rutinas en las películas del genial mimo.
A
pesar de que en Europa se vive la Segunda Guerra Mundial, los habitantes del
pueblo no se notan atemorizados, y menos la comunidad judía que hace su vida
rutinaria como si nada pasara. Hasta que se sabe que Hitler ha invadido
Francia, y los habitantes de Estrasburgo se ven obligados a huir, ante la
llegada de las tropas nazis.
Marcel
de pronto se da cuenta que su vida cambia radicalmente y que ya nada será como
antes. Es entonces cuando lo invitan a participar en una misión: ayudar a un
grupo de niños judíos a huir a Suiza. Al principio la idea no le gusta y
prefiere integrarse a las filas de la Resistencia Francesa, siguiendo a su
primo George Loinges. Un episodio traumático lo hará cambiar de opinión y
arriesgar su vida para salvar la de cientos de niños que buscan los nazis para
mandarlos a los campos de concentración, como Auschwitz, donde tiempo después
el padre de Marcel será enviado para nunca volver.
El
director Jonathan Jacubowicks ofrece en Resistencia
(2020) un pasaje íntimo y poco conocido del mimo más grande la Historia: Marcel
Marceau (1923-2007), y quien adoptó dicho apellido por François Séverin
Marceau-Desgraviers, general de la resistencia francesa, de quien siguió su
ejemplo, no disparando un arma, sino con inteligencia y astucia.
Corresponde
a Jesse Eisenberg llevar el protagónico, además de su convincente actuación,
destaca el manejo de las manos, elementos vitales del personaje en la vida
real. Gracias a su talento de mimo fue como pudo entretener a todos esos niños
que huían de los horrores de la guerra. El arte del silencio los tranquilizaba
según testimonios de los sobrevivientes.
Aunque
los viajes no fueron nada fáciles y debieron enfrentar muchos problemas; en la
película aparece la figura constante de Klaus Barbie, conocido como el
carnicero de Lyon, población francesa donde cometió toda clase se crímenes,
además de torturar a sus víctimas hasta la muerte.
Las
anécdotas de su crueldad aparecen esparcidas en la cinta, al tiempo que lo
muestran como un fiel esposo y amoroso padre. Dicho contraste desconcierta a
cualquier espectador. Matthias Schweigöfer le da vida, y su sonrisa encantadora
o diabólica, según las circunstancias. En la vida real, Barbie disfrutaba de su
labor como verdugo, por algo después de finalizada la guerra eludió los juicios
de Núremberg, trabajó como espía para los Estados Unidos, luego huyó a Bolivia,
donde contratado por varios gobiernos asesoró a otros en el arte de la tortura,
hasta que en 1983 fue deportado a Francia donde se le condenó a cadena perpetua,
falleciendo de leucemia en 1991.
Quizás
por eso en Resistencia, se hace énfasis en el cariño especial que manifestaba a
los niños: un cariño de sádico. La secuencia de la parada del tren en Lyon,
donde Marcel y su grupo visten de Boy Scouts es de gran tensión. Todos son
judíos y todos pueden ser tomados prisioneros y ejecutados. Barbie se nota
encantado y poco falta para los bese a uno por uno al escucharlos interpretar
el Ave María de Franz Schubert.
La
revisión que los soldados nazis hacen de sus pertenencias destaca que buscaban
en todas partes, menos en las loncheras, porque allí había sándwiches
aderezados con mayonesa, algo que ellos evitaban porque podían manchaba de
grasa sus uniformes. Y era ahí precisamente donde se ocultaban los documentos
de los pequeños.
Además
del frío, el recorrido a través de los Apeninos para cruzar la frontera estaba
lleno de imprevistos, como las fieras salvajes o los soldados que los buscaban.
Según datos fidedignos, Marcel y su primo junto con sus compañeros lograron
ayudar alrededor de 400 niños judíos y evitar ser una cifra más del Holocausto.
Varios
años después sería a través de Bip, su personaje que lo haría famoso en todo el
mundo contaría experiencias de la condición humana y de su propia vida,
declarándose en todo un pacifista. Discípulos suyos como Alejandro Jodorowsky
siempre lo recuerdan con admiración y respeto a este artista, a este hombre que
representa el padre de todos los mimos.
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