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domingo, 16 de agosto de 2020

Que se escuche la voz del niño


 



Sandra Gómez

 

 

 Estimado lector que compartes tus experiencias con el grupo de Escuela para Padres (EP) entre los lectores del Diario El Volcán, el tema de hoy es sobre el derecho de los niños a expresar sus ideas.  Si aprendiéramos a escuchar a los niños y a las personas con Necesidades Educativas Especiales (NEE), creo que el mundo sería un mejor lugar para vivir. A pesar de que los derechos son irrenunciables, los adultos alrededor olvidamos preguntar, olvidamos dejarles opinar y olvidamos enseñarles a tomar decisiones. Un padre educado debe saber que no es eterno, que puede fallecer cuando su hijo este aun pequeño, por lo que debe buscar en todo momento que el niño sea autónomo e independiente en la medida en que va creciendo y a su ritmo en el caso de niños con deficiencia mental. Debemos tener presentes que generalmente los padres falleceremos antes que nuestros hijos o nietos.


 El Derecho a la libertad de expresión enuncia que: Todos los niños tienen derecho a poder expresarse y dar sus opiniones sin que sean vejados por ello. Los niños pueden ser partícipes de las decisiones donde estén involucrados”.


 No todo lo que dice el niño tiene una lógica para los adultos quienes les rodeamos, pero de acuerdo a su edad, si tiene un sentido. Recuerdan la lectura del artículo de “la ropa sucia se lava en casa”, sino le has leído hazlo para ampliar el contexto de la aplicación del derecho a la libertad de expresión que tiene el niño.




            Despertar el sentimiento de autoconfianza en el niño es una habilidad que le va a servir para estar alerta toda su vida. La maldad existe entre los seres humanos, el exceso de confianza que depositamos los padres en otros cuidadores, puede dañar irremediablemente al niño. De aquí que no subestime lo que el niño o deficiente mental le informa. Enseñe a narrar los hechos, y diferencie de la realidad, entendiendo esta última como una percepción de los acontecimientos. No nuble su visión panorámica de las conductas del propio niño y de las personas a su alrededor.


            Un dato recurrente en la consulta es que llegan niños con problemas de aprendizaje y al realizar las entrevistas con un poco de atención, lo que resulta es por ejemplo que los padres se pelean, ya no están juntos, se ofenden, entre otros hechos que el menor interpreta incluso como que él tiene la culpa de que se separen. Estas decisiones son decisiones de pareja que les ocasionan estrés al niño. Busque ayuda para usted y así podrá ayudar a su hijo. Si usted está bien, la probabilidad que sus hijos estén bien es mucho mayor.


            Otra situación recurrente es cuando los niños escuchan ¡No tengo dinero!, en algunas ocasiones los adultos no enteran a los hijos de los recortes de presupuesto que existen, solo escuchan ¡no tengo dinero! Y lo toman de manera literal; cuando como maestro les pedimos algún trabajo que requiere de la compra de material, ellos simplemente no lo piden e incluso pueden no acreditar por esa presentación. Y se quedan callados, con la idea de no pedir dinero porque ¡no hay!




 En otras ocasiones con agrado he visto a niños quienes con gusto contribuyen al gasto familiar, trabajando antes de ir a la escuela y los fines de semana. Sabemos que los niños no deben trabajar de acuerdo a la ley, pero también sabemos en escuela para padres que deben aprender a colaborar por ejemplo con los quehaceres domésticos y reconocer que lo que tienen tiene un precio para alguien. Su ropa y su comida generalmente es producto del esfuerzo de sus padres para que él o ella posea lo que necesita. El esfuerzo es una de las conductas que se deben modelar en los niños, ellos deben esforzarse y estudiar con la intención de aprender, no únicamente acreditar. La perseverancia es una característica humana que conduce al logro de los objetivos.


            ¿El niño tiene derecho a la libertad de expresión? Claro que sí; pero además tiene obligaciones con su propia persona, con su familia y con su comunidad. Si quiero ser escuchado, también debo aprender a escuchar; si quiero ser tomado en cuenta en la toma de decisiones también debo involucrar a los adultos en lo que quiero hacer.


            Desde luego a cada edad cronológica existen ciertos parámetros para hacer las consideraciones pertinentes, a cualquier edad se pueden hacer “acuerdos”. Hasta la próxima historia de vida. Comenta…Te escuchamos. Dra. Sandra Gómez Patiño.

 

 

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