Sandra Gómez
Estimado
lector, cuando hablamos de familia deberemos referirnos al “Conjunto de
ascendientes, descendientes y demás personas relacionadas entre sí por
parentesco de sangre o legal”. Con esta idea leamos a lo que la ley general de
los derechos de la niñez asigna como: “Derecho a tener una familia. Siendo los
niños personas en crecimiento, necesitan de toda la compresión y el amor que se
les pueda brindar. Esta compresión debe partir de la familia donde el niño se
desarrolle. La misma deberá ser un ambiente de cariño y afecto”.
Entre estas
líneas encontrara la idea de la necesidad de una verdadera Escuela para Padres,
y la relación con el complimiento de los derechos del niño. En el área de
orientación para padres, me encontré con un caso de un niño de 5 años que el
pre-escolar lo mando al psicólogo, en esa época yo hacía mis prácticas
profesionales en una institución para personas de escasos recursos, me
sorprendido la historia de este niño al que llamare Kevin, el caso cambio mi
paradigma de familia.
Mi modelo de familia, era el que se
llama familia nuclear, padre-madre e hijos. Esta idea, aun cuando había visto e
incluso vivenciado otros modelos de familia monoparental, no le había prestado
mayor importancia, hasta que Kevin llego a mi consulta. El menor llego
acompañado de su tía abuela, una señora de aproximados 40 años, quien se
identificó como hermana de la abuela materna de Kevin. Ella me dijo que del
kínder le habían llamado porque la madre de Kevin no había acudido con
regularidad a recoger a tiempo al niño, asimismo ellas las maestras reportaron
que Kevin tomaba comida de sus compañeros y era muy agresivo, además de
distraer a la clase con conductas disruptivas, tampoco parecía aprender; sus
trabajos en clase eran “garabatos”; y ese era el motivo de la consulta.
La tía me dijo:
ahí se lo dejo, ¿a qué hora vuelvo? A lo que conteste, ¡yo no atiendo niños sin
un adulto presente!; mostró asombro, pero a la vez confianza por esa acción.
Dentro del consultorio coloque una mesa a la altura del menor y le proporcione
unos marcadores y algunas hojas en blanco. Le pregunte a Kevin si me quería
decir algo, me dijo que no, le pregunte si lo que había dicho su tía era cierto
y levanto sus hombros lo que percibí como un no sé. Esto paso hace muchos años
y aún lo recuerdo por esa emoción de tristeza que había en el ambiente.
Los niños no
siempre tienen “buenas madres”, incluso no siempre está presente el padre, como
en este caso. La madre de Kevin en ese momento tenía 23 años, con cuatro hijos,
siendo Kevin el mayor y el único responsable de sus hermanos y de su propia
madre. Cuando lo recuerdo me entristece y puedo ver que no es un caso aislado,
por eso veo la necesidad de la educación y el acompañamiento a las familias de
todos en la sociedad; si esta tía no se hubiera percatado y de alguna forma
“rescatado” a los niños, no sabríamos que hubiera pasado.
¿La escuela
hizo lo correcto?, la normativa nos dice que deberíamos llamar al DIF, y es
común que antes de llegar a ese paso los directivos movamos a la familia, y en
muchos casos les enviamos al psicólogo esta acción es una manera de “pasar la
responsabilidad”, que TODOS tenemos de proteger el ambiente en donde crece el
niño.
La historia
tiene muchos matices, aun me impresiona el mero panorama que muchos niños viven
al interior de su “casa”, sin un hogar, sin cuidados y protección mínima. Los
niños necesitan comprensión y amor, sin duda; por eso la escuela para padres es
necesaria. No se deben traer hijos al mundo por mera satisfacción sexual, ser
padre o madre es mucho más que un ovulo fecundado por un espermatozoide.
¿Kevin tiene
derecho a tener una familia? ¡Claro que sí!, el cómo todo niño lo tiene, pero
no está en su mano que eso sea plausible, requiere de todo el apoyo de los
adultos a su alrededor. Recuerdas el “proverbio africano: Para educar a un niño
hace falta una tribu”; aquí es tangible esa idea, ese niño requiere de todo el
apoyo posible para que no repita la historia de sus progenitores. Recuerda que
a cualquier edad podemos aprender. Sé un padre o madre responsable, esto quiere
decir que respondas y ejecutes tu rol, después del acto sexual.
Hasta la próxima historia de vida.
Dra. Sandra Gómez Patiño. Espero sus comentarios al pie de la publicación en el
Diario El Volcán para enriquecer los temas.
Hoy Kevin es un adolescente, vive en Veracruz. Bendiciones para él y su familia; muchas gracias por su confianza.
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