Rafael
Martínez Rodríguez
La pandemia por el Covid19 sin duda sigue generando estragos de salud en las sociedades, así como también está generando menoscabos en la economía global al tener los sistemas bursátiles inestables, dañando en mayor grado a las economías emergentes por el paro de las macroeconomías.
México no es la excepción en el daño colateral económico que ha representado esta crisis de salud, donde se siguen perdiendo miles de empleos y cerrado un sinfín de negocios y empresas, de lo cual, uno de los sectores primordiales para que prevalezca el estado de derecho en medio de esta crisis por la pandemia, es el sistema judicial, donde se ha sufrido por el cierre de tribunales y juzgados. La justicia en tiempos de pandemia es primordial, en medio de todo el caos que genera el cierre de fuentes de empleo, donde los trabajadores se ven desamparados por no poder acudir a las juntas de conciliación y arbitraje a exigir sus derechos por haber sido despedidos, los arrendadores no pueden acudir a los tribunales civiles a exigir el cumplimiento de pagos por la renta de sus locales comerciales o viviendas, donde los ejidatarios no encuentran una magistratura para dirimir sus controversias, donde miles de presos esperan por un juicio penal, donde los abogados litigantes están a la espera de retomar sus actividades y tener acceso a su fuente de ingresos.
Los ciudadanos piden
justicia para sus causas, el gobierno ha sido negligente en cerrar un giro
esencial para que exista y prevalezca el estado de derecho, su negligencia está
convirtiendo un problema en una catástrofe que genera más incertidumbre en la
economía y que puede pronto, traducirse en un problema social con escaladas de
violencia, ya que al no encontrar un tribunal que atienda sus peticiones y
comenzar a tomar la justicia por su propia mano.
No
es un tema menor, el hecho de que la justicia no sea accesible en este momento
por la pandemia, por un lado están todas las personas en espera de iniciar un trámite
jurisdiccional o en espera de una resolución, por otro lado están miles de
profesionistas dedicados al litigio y que están en el desamparo total,
olvidados por el gobierno que absolutamente nada ha hecho en favor de ellos, y
que son las familias de esos profesionistas las que como muchas otras familias
de comerciantes están padeciendo esta crisis.
Una vez más es un llamado a las autoridades
federales y estatales, para que con las medidas de salubridad necesaria, se
abran los juzgados y tribunales para administrar la justicia; un llamado
además, a la unión y a la solidaridad entre el gremio de los juristas, para que
las barras de abogados no solo sirvan como entes políticos y con fines
partidistas, sino que también sean una verdadera voz capaz de trasformar la
realidad actual de los tribunales, que no sea una inerte representación ahogada
en vanagloria individual de sus agremiados. Es momento de actuar ante esta
situación, es momento de hacer presente la fuerza y representación que tiene el
gremio de los abogados, no puede quedar a la deriva la justicia como un tema
secundario, no pueden los gobernantes seguir con su negligencia y estar
arrastrando a los ciudadanos a la incertidumbre jurídica. Termino con la frase
de Mary Wollstonecraft que cita “es justicia y no caridad lo que necesita el
mundo”.
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