Pedro
Vargas Avalos
Un
añejo objetivo de todo gobierno y de todas las sociedades, es que la ley sea
pareja, es decir que se aplique al que se haga acreedor de una sanción, y que
esa aplicación sea estricta, o como se dice comúnmente, “el que la haga, la
pague” y sobre ese sujeto caiga todo el peso de la ley.
Nada
de que la ley civil es para los ricos o los influyentes, y la ley penal, para
los pobres o los que sin poder, son perseguidos injustamente. De esto nos da
cuenta la historia y no solo en nuestra Patria, sino en todo el mundo, para desventura
de la justicia y pavor de la humanidad.
Con
motivo de varios hechos recientes y muy notorios, se ha comentado si ese
principio de la aplicación de las normas legales es conforme a la igualdad o
tiene sus asegunes. Nos referimos a los casos de Genaro García Luna, el jefe
policíaco consentido de Fox y Calderón; del mimado peñanietista Emilio Lozoya y
del tristemente célebre rey del huachicol, José Antonio Yépez, conocido como el
“Marro”.
Al
respecto, se interroga el periodista y productor Epigmenio de la Piedra: “¿quién
es más criminal? ¿Un hombre brutal, ordinario y lépero como José Antonio Yépez
Ortiz, alias El Marro, o un miembro “distinguido” de la aristocracia política
con títulos universitarios obtenidos en el extranjero como Emilio Lozoya? ¿Y
quién ha derramado más sangre? ¿El jefe del cártel de Santa Rosa de Lima o
quien actuaba como el hombre de Washington y fuera pieza clave de dos
administraciones panistas: Genaro García Luna? “(Milenio, 5-08-2020).
Ya
sabemos que García Luna, era el gran policía foxista y con tales cartas llegó a
Felipe Calderón. De esa forma, tuvo participación importante en el fraude
electoral del 2006, lo que fue una de las razones por las que el hombre que presumía
“las manos limpias”, y que llegó al poder presidencial “haiga sido como haiga
sido”, lo convirtió en su mano derecha. García Luna, ya como Secretario de
Seguridad con Felipe Calderón, fue responsable del diseño y la conducción de la
estrategia dizque contra el crimen organizado; sin embargo, lo que hizo fue
instrumentar una cruenta guerra, la cual, ahora, tras su detención en Estados
Unidos, se supo que fue para beneficiar al Cartel de Sinaloa.
En
cuanto a Lozoya, se sabe que la empresa brasileña con grandes aliadas en
México, Odebrecht, se enlazó con él cuando era responsable de relaciones
internacionales durante la campaña electoral de Enrique Peña Nieto y ambos,
empresa y Lozoya, acordaron la entrega de fuertes cantidades de dólares para
ayudar a la campaña del priísta; el precio sería asegurarle, ya hechos gobierno
los priístas, jugosos negocios con la petrolera nacional PEMEX. Esto quedó como
anillo al dedo para el peñanietismo y sus paniaguados, que tenían como fin el
privatizar todo lo petrolero y de paso, dejar debilitado a Pemex; para ello
gastaron cientos de millones de pesos, comenzando por la muy publicitada reforma
energética de Peña Nieto, que respaldó las maniobras de los panistas y el
decadente priismo. Esto implicó la compra de votos de muchos legisladores, lo
cual revela elocuentemente el alto grado de corrupción que imperó en ese
período.
Por lo que ve a “El Marro”, nos dice el mismo
Epigmenio de la Piedra, “debe el crecimiento de su organización criminal a la
guerra impuesta por Felipe Calderón y dirigida por Genaro García Luna contra
organizaciones rivales del Cártel de Sinaloa, así como debe, la enorme fortuna
que llegó a acumular con el huachicol al desmantelamiento de la petrolera
estatal y al relajamiento de la seguridad de la misma.”
Así
pues, es un hecho que cuando el gobierno decía que combatía al crimen
organizado, lo que realmente hacía era favorecer a una organización criminal y por
lo tanto jamás aplicó la ley de manera pareja y sin contemplaciones.
Ahora,
dijo el Presidente en Culiacán el pasado 5 de agosto, “Ya se terminó aquello de
que se protegía a un grupo para perseguir a otros. Eso es lo que tiene en la
cárcel al que fue secretario de Seguridad de Felipe Calderón, para hablar en
plata, con claridad. Entonces, eso ya no.” Y remató afirmando que ahora: “Se
aplica la ley por parejo”, …y nos está dando buenos resultados, vamos a seguir
actuando de esa forma”. (Culiacán, 5 agosto 2020).
Qué
bueno que así sea, porque de tal manera se acabarán los intocables, ya sean
políticos, funcionarios, parientes, recomendados o empresarios, que de toda esa
clasificación es de donde salían las “comaladas de millonarios” cada período
gubernamental.
En
estos días reina enorme expectación respecto a los que declarará Emilio Lozoya,
quien sabe al dedillo como se hizo el “maiceo” de los legisladores que
aprobaron la malhadada reforma energética; para eso fue muy hábil, haciendo
honor a su calidad de ahijado de Carlos Salinas de Gortari, además de genio financiero
de la campaña de Peña Nieto. Si “canta” como se espera, quizás por fin un
expresidente del país se ha llamado a rendir cuentas de su aciaga
administración.
Ojalá
quede de una vez por todas, atrás ese tiempo en que se confundió a la autoridad
con los criminales; que los ricos ya no sean excepciones cuando de aplicar la
ley se trata; que la justicia por fin
brille, y a humildes o poderosos
los considere de igual manera, es decir,
por parejo y que cuando la hagan, la paguen, dejándoles caer todo el peso
de la ley.
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