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lunes, 10 de agosto de 2020

El peso de la ley, por parejo


 


Pedro Vargas Avalos

 

 

Un añejo objetivo de todo gobierno y de todas las sociedades, es que la ley sea pareja, es decir que se aplique al que se haga acreedor de una sanción, y que esa aplicación sea estricta, o como se dice comúnmente, “el que la haga, la pague” y sobre ese sujeto caiga todo el peso de la ley.

Nada de que la ley civil es para los ricos o los influyentes, y la ley penal, para los pobres o los que sin poder, son perseguidos injustamente. De esto nos da cuenta la historia y no solo en nuestra Patria, sino en todo el mundo, para desventura de la justicia y pavor de la humanidad.

Con motivo de varios hechos recientes y muy notorios, se ha comentado si ese principio de la aplicación de las normas legales es conforme a la igualdad o tiene sus asegunes. Nos referimos a los casos de Genaro García Luna, el jefe policíaco consentido de Fox y Calderón; del mimado peñanietista Emilio Lozoya y del tristemente célebre rey del huachicol, José Antonio Yépez, conocido como el “Marro”.




Al respecto, se interroga el periodista y productor Epigmenio de la Piedra: “¿quién es más criminal? ¿Un hombre brutal, ordinario y lépero como José Antonio Yépez Ortiz, alias El Marro, o un miembro “distinguido” de la aristocracia política con títulos universitarios obtenidos en el extranjero como Emilio Lozoya? ¿Y quién ha derramado más sangre? ¿El jefe del cártel de Santa Rosa de Lima o quien actuaba como el hombre de Washington y fuera pieza clave de dos administraciones panistas: Genaro García Luna? “(Milenio, 5-08-2020).


Ya sabemos que García Luna, era el gran policía foxista y con tales cartas llegó a Felipe Calderón. De esa forma, tuvo participación importante en el fraude electoral del 2006, lo que fue una de las razones por las que el hombre que presumía “las manos limpias”, y que llegó al poder presidencial “haiga sido como haiga sido”, lo convirtió en su mano derecha. García Luna, ya como Secretario de Seguridad con Felipe Calderón, fue responsable del diseño y la conducción de la estrategia dizque contra el crimen organizado; sin embargo, lo que hizo fue instrumentar una cruenta guerra, la cual, ahora, tras su detención en Estados Unidos, se supo que fue para beneficiar al Cartel de Sinaloa.


En cuanto a Lozoya, se sabe que la empresa brasileña con grandes aliadas en México, Odebrecht, se enlazó con él cuando era responsable de relaciones internacionales durante la campaña electoral de Enrique Peña Nieto y ambos, empresa y Lozoya, acordaron la entrega de fuertes cantidades de dólares para ayudar a la campaña del priísta; el precio sería asegurarle, ya hechos gobierno los priístas, jugosos negocios con la petrolera nacional PEMEX. Esto quedó como anillo al dedo para el peñanietismo y sus paniaguados, que tenían como fin el privatizar todo lo petrolero y de paso, dejar debilitado a Pemex; para ello gastaron cientos de millones de pesos, comenzando por la muy publicitada reforma energética de Peña Nieto, que respaldó las maniobras de los panistas y el decadente priismo. Esto implicó la compra de votos de muchos legisladores, lo cual revela elocuentemente el alto grado de corrupción que imperó en ese período.


             Por lo que ve a “El Marro”, nos dice el mismo Epigmenio de la Piedra, “debe el crecimiento de su organización criminal a la guerra impuesta por Felipe Calderón y dirigida por Genaro García Luna contra organizaciones rivales del Cártel de Sinaloa, así como debe, la enorme fortuna que llegó a acumular con el huachicol al desmantelamiento de la petrolera estatal y al relajamiento de la seguridad de la misma.”


Así pues, es un hecho que cuando el gobierno decía que combatía al crimen organizado, lo que realmente hacía era favorecer a una organización criminal y por lo tanto jamás aplicó la ley de manera pareja y sin contemplaciones.





            Ahora, dijo el Presidente en Culiacán el pasado 5 de agosto, “Ya se terminó aquello de que se protegía a un grupo para perseguir a otros. Eso es lo que tiene en la cárcel al que fue secretario de Seguridad de Felipe Calderón, para hablar en plata, con claridad. Entonces, eso ya no.” Y remató afirmando que ahora: “Se aplica la ley por parejo”, …y nos está dando buenos resultados, vamos a seguir actuando de esa forma”. (Culiacán, 5 agosto 2020).


Qué bueno que así sea, porque de tal manera se acabarán los intocables, ya sean políticos, funcionarios, parientes, recomendados o empresarios, que de toda esa clasificación es de donde salían las “comaladas de millonarios” cada período gubernamental.


En estos días reina enorme expectación respecto a los que declarará Emilio Lozoya, quien sabe al dedillo como se hizo el “maiceo” de los legisladores que aprobaron la malhadada reforma energética; para eso fue muy hábil, haciendo honor a su calidad de ahijado de Carlos Salinas de Gortari, además de genio financiero de la campaña de Peña Nieto. Si “canta” como se espera, quizás por fin un expresidente del país se ha llamado a rendir cuentas de su aciaga administración.


Ojalá quede de una vez por todas, atrás ese tiempo en que se confundió a la autoridad con los criminales; que los ricos ya no sean excepciones cuando de aplicar la ley se trata; que la justicia por fin  brille, y a humildes o poderosos  los considere de igual manera, es decir,  por parejo y que cuando la hagan, la paguen, dejándoles caer  todo el peso  de la ley.



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