Páginas

jueves, 20 de agosto de 2020

Como anillo al dedo

 


 


Rafael Martínez Rodríguez

 

 

 

Como anillo al dedo fue la expresión del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, al referirse que la pandemia había sido algo bueno para México, algo que encuadraba en su fallida cuarta transformación, pues argumentaba que se estaban dando las condiciones necesarias para sentar las bases de su plan sexenal que era transformar a México. 

         Esto sin duda generó reacciones en todos los sectores, primero por el hecho de la insensibilidad del mandatario de expresarse que una pandemia que ha dejado miles de muerto en el mundo, viene ayudar a una transformación que no tiene pies ni cabeza; y, segundo, el hecho de que con esta pandemia el presidente de México trate de desviar la atención a las verdaderas necesidades urgentes de nuestro país.

Esta frase dicha por el presidente hace unos meses, pregona de forma optimista la cimentación de su malograda transformación, no se ha visto en nada reflejada, pues esta pandemia solo a su gobierno le vino como anillo al dedo, pues los reflectores están puestos en la pandemia y no en la terrible inseguridad, desabasto de medicamentos, inestabilidad económica, ingobernabilidad, un sin número de problemas que enfrenta nuestro país y que este mandatario prometió tener la cura para todos esos males y solo tiene una sarta de frases para culpar a expresidentes o a partidos políticos.




Es vergonzoso que a los mexicanos nos represente un mandatario que parece estar más preocupado por las elecciones intermedias que con las soluciones de los problemas del país, cuestionando todo lo echo en sexenios atrás y justificando su falta de pericia al gobernar con el hecho de decir que combate a la corrupción, y a diario vemos como sus funcionarios están cada vez más ligados al tema que abandero su campaña “el combate a la corrupción”.


Es cada vez más difícil para sus seguidores tratar de justificar las ocurrencias del presidente, y por poner un ejemplo, lo que hace unos días hizo, se levantó y acuso de corrupto a Carlos Slim y al otro día lo pone como salvador del pueblo, lo refiere como persona honesta, y así un sin número de contradicciones que, en vez de centrar la atención en los temas relevantes, prefiere esclarecer hechos vagos, a tomar las riendas de este país de forma democrática y equilibrada.


 Las mañaneras han servido únicamente para dividir a los mexicanos en dos esferas, sus seguidores y sus detractores, y esta división con sus discursos ocurrentes parecen un tribunal de inquisición, donde sin pruebas y argumentos pone en cadena nacional temas irrelevantes, temas lógicos de gobiernos, donde pretende que se le aplauda por hacer su trabajo, y pone en la guillotina a quien no sigue su juego, a quien no se alinea con su ideología, y esto lo convierte en un farsante de la política, lo convierte en el más demagogo de los políticos mexicanos.


El país está en llamas, sumido en la ingobernabilidad, sumido en la pobreza, enterrado en la corrupción, y aun se atreve a decir que una pandemia que puso en jaque a todos los sistemas de salud del mundo, vino como anillo al dedo para su fallida transformación, es totalmente aberrante esa manifestación cargada de egoísmo, cargada de desprecio hacia la salud de los mexicanos que tanto estamos padeciendo esta pandemia.


Concluyo con la frase de Benito Juárez que viene “como anillo al dedo” a este tema, “malditos aquellos que con sus palabras defienden al pueblo y con sus hechos lo traicionan”.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario