Rafael
Martínez Rodríguez
Esta
frase dicha por el presidente hace unos meses, pregona de forma optimista la
cimentación de su malograda transformación, no se ha visto en nada reflejada,
pues esta pandemia solo a su gobierno le vino como anillo al dedo, pues los
reflectores están puestos en la pandemia y no en la terrible inseguridad,
desabasto de medicamentos, inestabilidad económica, ingobernabilidad, un sin
número de problemas que enfrenta nuestro país y que este mandatario prometió
tener la cura para todos esos males y solo tiene una sarta de frases para
culpar a expresidentes o a partidos políticos.
Es
vergonzoso que a los mexicanos nos represente un mandatario que parece estar
más preocupado por las elecciones intermedias que con las soluciones de los
problemas del país, cuestionando todo lo echo en sexenios atrás y justificando
su falta de pericia al gobernar con el hecho de decir que combate a la
corrupción, y a diario vemos como sus funcionarios están cada vez más ligados
al tema que abandero su campaña “el combate a la corrupción”.
Es
cada vez más difícil para sus seguidores tratar de justificar las ocurrencias
del presidente, y por poner un ejemplo, lo que hace unos días hizo, se levantó
y acuso de corrupto a Carlos Slim y al otro día lo pone como salvador del
pueblo, lo refiere como persona honesta, y así un sin número de contradicciones
que, en vez de centrar la atención en los temas relevantes, prefiere esclarecer
hechos vagos, a tomar las riendas de este país de forma democrática y
equilibrada.
Las mañaneras han servido únicamente para
dividir a los mexicanos en dos esferas, sus seguidores y sus detractores, y
esta división con sus discursos ocurrentes parecen un tribunal de inquisición,
donde sin pruebas y argumentos pone en cadena nacional temas irrelevantes,
temas lógicos de gobiernos, donde pretende que se le aplauda por hacer su
trabajo, y pone en la guillotina a quien no sigue su juego, a quien no se
alinea con su ideología, y esto lo convierte en un farsante de la política, lo
convierte en el más demagogo de los políticos mexicanos.
El
país está en llamas, sumido en la ingobernabilidad, sumido en la pobreza, enterrado
en la corrupción, y aun se atreve a decir que una pandemia que puso en jaque a
todos los sistemas de salud del mundo, vino como anillo al dedo para su fallida
transformación, es totalmente aberrante esa manifestación cargada de egoísmo,
cargada de desprecio hacia la salud de los mexicanos que tanto estamos
padeciendo esta pandemia.
Concluyo
con la frase de Benito Juárez que viene “como anillo al dedo” a este tema,
“malditos aquellos que con sus palabras defienden al pueblo y con sus hechos lo
traicionan”.
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