Pedro
Vargas Avalos
La
honradez intelectual, la imparcialidad y la capacidad en la defensa del voto,
son fundamentales para que el árbitro electoral permita que realmente funcione
la democracia.
La
elección por la Cámara de Diputados Federal de cuatro consejeros electorales
para completar el plantel del Instituto Nacional Electoral (INE), que es de
once, se veía venir como un ciclón, pero no llegó ni a lluvia, fue un simple
chipichipi. Los diputados la llevaron a cabo con inusual aseo político y en
votación de 399 sufragios a favor, 5 en contra y 5 abstenciones, la Cámara
aprobó este 22 de julio, a los cuatro nuevos consejeros de los que al menos
tres fueron impulsados por Morena. La estrellita entonces se la lleva el
Coordinador de los morenistas, el diputado Mario Delgado.
Los electos fueron Norma
Irene de la Cruz Magaña, Carla Humphrey Jordán, José Martín Fernando Faz Mora y
Uuc-kib Espadas Ancona. En los posicionamientos de otras fuerzas políticas, Verónica
Juárez, coordinadora del PRD, refrendó su compromiso para "la edificación
de un órgano electoral apegado a los principios constitucionales de la
legalidad, imparcialidad y autonomía". Hasta extrañó tan conforme postura
viniendo del agonizante perredismo.
El tapatío Tonatiuh Bravo,
de MC, aseguró, acorde a su forma de ser reflexiva, que el INE es un órgano
afianzado "por los ciudadanos y para los ciudadanos". Asimismo,
reconoció el trabajo de los grupos parlamentarios para llegar al consenso. El
alicaído priísmo también puso su grano de arena y René Juárez Cisneros, su
representante, dijo que había ganado la política y que “ninguno de los
consejeros electos pertenece a partido político alguno”, por lo que “confió en
que cumplirán con la palabra empeñada de actuar con imparcialidad y a favor de
la democracia”.
Por
su lado, la parte más beligerante representada por el coordinador del
blanquiazul, Juan Carlos Romero Hicks, sostuvo que los aspirantes aprobados
reúnen los atributos de honestidad, capacidad profesional, independencia y
carácter, por lo que se puede esperar que se abatan los dos cánceres que en
política electoral ha padecido México: el abstencionismo y el fraude.
El
actor estelar de la jornada, el morenista Mario Delgado, había dicho que su
partido no buscaba que los consejeros fuesen personajes (aludiendo a varios de
los actuales) que quieren más sus salarios que a la democracia: “No queremos
más consejeros que peleen más su salario que la defensa del voto de la
ciudadanía. Necesitamos personas con valores democráticos, honestas y que
valoren el privilegio que es servir a México”, señaló el legislador. Y al
parecer le salió el empeño.
Lo
anterior lo confirmó cuando, tras la elección, expresó que las y los nuevos consejeros
del INE no le deben nada a ninguna fuerza política, sino que: “llegaron por su
trayectoria, méritos y desempeño. Dijimos adiós a los influyentísimos
partidistas” y agregó: “Llevarán sobre sus hombros la esperanza de millones de
mexicanos que a lo largo de su historia lucharon porque hubiera democracia en
nuestro país: de ese tamaño es su compromiso y de ese tamaño será la exigencia”.
Expone
el jalisciense Sergio Aguayo, que varias generaciones de mexicanos han dedicado
tiempo y esfuerzo a combatir el sometimiento del árbitro electoral y a exigir
su autonomía. Por fortuna, “el Presidente, su partido y la disminuida oposición
han coincidido en lo indispensable de acabar con cuotismo y cuatismo”. Al
respecto hay que sopesar lo mucho que se juega en el Consejo General del INE. Destaca
la aprobación de nuevos partidos y desde luego organizar la trascendente
elección del 2021. Después vendría la revocación del mandato presidencial y en
2024 la nueva elección presidencial. Y un aspecto sumamente importante que
enfatizó el flamante Consejero Uuc-kib Espadas: el dinero ilegal que define
muchas veces el rumbo de una elección, sin olvidar la urgencia de reducirle a
los Partidos Políticos los excesos en recursos y privilegios.
El
Presidente también aplaudió la manera como se eligió a los consejeros del INE.
En su mañanera del 23 de julio, expresó: “Yo lo único que les pido de manera
respetuosa a los nuevos consejeros, que actúen con honestidad, que sean
imparciales, que no se sometan ni a los partidos ni al gobierno, que
representen al pueblo y que de verdad juren cumplir con el que haya democracia
en México. Es un momento histórico en el que podemos dejar establecida en
definitiva la democracia como forma de vida y como forma de gobierno, que se
respete la voluntad del pueblo gane quien gane, que se destierre el fraude
electoral, que quede para el anecdotario el ratón loco, y las urnas embarazadas
y la falsificación de actas y la quema de boletas y los fraudes, la compra del
voto, el acarreo…que ya nomás sean asunto pasado, que las nuevas generaciones
los conozcan por los libros…”. En pocas palabras, “las autoridades electorales
deben estar a la altura de las circunstancias. Los que fueron nombrados ayer
deben tener eso presente: no se dejen manipular por nadie, que sean íntegros,
rectos, que tengan como amo al pueblo de México. Que piensen en hacer historia.”
El
asunto resultó tan redondo, que hasta el controvertido John Ackerman: felicitó al
coordinador de Morena, Mario Delgado Carrillo, de quien dijo “logró lo que
parecía imposible, rescatar los tres verdaderos perfiles ciudadanos” que
estaban incluidos en las cuatro quintetas.
“Celebro tanto los perfiles elegidos como el consenso logrado para el
INE”. Para Ackerman, siempre criticón, la consejera Carla H. Jordán, es parcial
al PRIAN.
En
conclusión, no cabe duda de que por fin hubo un episodio de política pura, que
el árbitro electoral fue renovado y, por tanto, podemos aspirar que esa
renovación sea para bien de nuestra democracia.
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