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miércoles, 1 de julio de 2020

Los 33







Samuel Gómez Patiño


Basada en hechos reales, la película “Los 33”, estrenada en el 2015 nos muestra el coraje por vivir y la solidaridad inherente por ayudar que tiene el ser humano. Dirigida por la mexicana Patricia Riggen y esterilizada por actores como Antonio Banderas (minero Mario Sepúlveda), Kate del Castillo (Katy Valdivia, esposa de Mario), Rodrigo Santoro (Ministro de Economía), Lou Diamond Phillips (el capataz “Don Lucho”), Juliette Binoche (María Segovia, hermano del minero Darío) y Cote de Pablo (Jessica Salgado, esposa del minero Alex).

            La historia se basa en el derrumbe de la Mina San José del 5 de agosto de 2010 donde quedaron atrapados 32 mineros chilenos y un boliviano a 700 metros de profundidad durante 69 días y para rescatarlos se necesitó la ayuda de varios países con diversa tecnología mientras los familiares se unieron para formar el campamento “Esperanza” desde el cual impulsaron la búsqueda de los mineros desaparecidos.

            Como suele suceder en nuestros países latinoamericanos con los trabajos en las minas, las empresas se aprovechan de las necesidades de las personas y este caso no era la excepción. Al inicio de la jornada, el capataz le comunica sus preocupaciones sobre las condiciones de la mina, se daba cuenta de lo riesgoso de seguir excavando, pero le ordenaron que entraran, al fin y al cabo, existía el refugio por si sucedía alguna situación con alimentos y energía eléctrica para resguardarse.




            Al momento del percance, quedo bloqueada la salida por lo que huyeron a lo más profundo, el “Refugio”, 700 metros bajo tierra. Los 33 alcanzaron a sobrevivir a la catástrofe y se ubicaron en el lugar que se suponía era la seguridad mientras los equipos de rescate pudieran bajar por ellos, con alimentos, agua y luz para sobrevivir. Una quimera, ya que pronto descubrieron que las escaleras para subir estaban inconclusas y sin comunicación ya que no estaban conectados al exterior los intercomunicadores y, los alimentos justo dentro de un baúl, quizás con 10 latas de atún y 5 paquetes de galletas saladas para que pudieran sobrevivir durante 3 días los mineros atrapados. Su esperanza en el exterior… los dieron por muertos ya que no había equipo de rescate y la mina no tenía los medios para extraerlos, ¿qué es la vida de 33 personas para los millones de dólares obtenidos con el trabajo y sudor de muchos?

            Nos presentan como Mario Sepúlveda se convierte en el líder del grupo de mineros logrando compartir durante 17 días el atún, el agua y las galletas racionando los días para comer; cada dos días un bocado de pescado, galleta y líquido. Mientras en el exterior buscaban la manera de llegar a ellos (sin esperanzas de encontrarlos con vida) perforando con máquinas especiales para tratar de llegar al refugio y, cuando llegaron al fondo fallaron por medio metro teniendo que buscar cómo llegar otra vez.

            Casi al borde de la muerte de los mineros lograron perforar directo al “Refugio”, con lo que lograron comunicación, transportarles alimentos y entablar pláticas de cada minero con sus familiares. Los siguientes días fueron para buscar la manera de hacer una perforación más grande para introducir una capsula que les diera la oportunidad de sacar uno por uno a los mineros, lo que sucedió 52 días después.

            La unión de la comunidad internacional llevando equipo especial y personas expertas en la materia, la Fe de los familiares que no abandonaron nunca el campamento “la Esperanza” aunque parecía que solo el nombre lo era y, el compañerismo de los mineros cerrando filas a pesar de sus diferencias y miedos ante su situación nos muestran que el ser humano puede a pesar de las adversidades lograr lo que algunos llamaron el milagro de “los mineros chilenos”.

            La historia me hace reflexionar con los tiempos que estamos viviendo. Recuerdo a mi abuelo Silverio Patiño, cuando le comente (no recuerdo el porqué) que a todos nos toca (morir) él me contestó: -¡Así es, a todos nos toca! ¡Pero no hay que estar en el tocadero!

            Algún día nos iremos, por eso debemos disfrutar cada día desde que abrimos los ojos por la mañana para ver los primeros rayos del sol, el canto de los pájaros (o las bocinas de los camiones) y hasta que por la noche nos acostamos a descansar reflexionando como cambiamos al mundo aunque sea con los pequeños detalles, como tirar la basura en su lugar, ayudar a alguien a cruzar la calle, atender a un cliente de manera servicial, en fin, ¿Cómo cambias el mundo cada día?
                       
 Me gustaría leer tú opinión, puedes escribirme al correo samuelgomez@uabc.edu.mx o en Facebook: Samuel Gómez Patiño.

*Director del Área 1 y
Miembro del Club Toastmasters Ejecutivo de Tijuana
Licenciado y Maestro en Administración de Empresas
Catedrático en la Facultad de Contaduría y Administración, en Tijuana
Universidad Autónoma de Baja California




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