Sandra Gómez
Estimado lector, en una entrega anterior: “escuela
para padres 1” les compartía mi experiencia como alumna del curso de escuela
para padres. Hoy hablaremos de otro modelo de escuela para padres que dirigió
por muchos años la familia Bello, el padre de dos psicólogos clínicos, un
maestro que se especializo en consejería y sus hijos que se dedicaron a apoyar
familias desde las Instituciones educativas.
No debemos
olvidar seguir moviéndonos, si su esposo “paso a mejor vida” como el mío, diría
mi estimado Dr. Cooley: “a apechugar amiga”; lo que se traduce que debemos
retomar las riendas de nuestra vida y seguir con nuestros proyectos personales.
El peso que genera tener una familia en donde es un solo adulto para cubrir
todas las necesidades del “hogar”, es difícil, pero no imposible si se aprende
a recibir ayuda y se decide transformar los hechos en oportunidades de
crecimiento.
Para la mayoría de las mujeres de mi
época, con cuatro hijos de menos de siete años de edad, nuestro trabajo gira
alrededor de hacer rendir el ingreso del esposo y atender las necesidades de
los “niños”. ¿Qué aprendí en las conferencias de Paty Bello?, la familia Bello
como les comentaba, trabajaba con una serie de conferencias educativas, por una
pequeña cuota que se compartía con la escuela auspiciadora, y ellos se
autofinanciaban a través de la venta de conferencias en audio casetes.
El material en
lo personal me sirvió para reflexionar a través de las diferentes temáticas y
conocerme; poner los pies en la tierra y aprender a recibir ayuda a la vez que
me comprometía con mi autorrealización personal. Las familias monoparentales no
funcionan si la cabeza se encuentra desvinculada del cuerpo. En esas
#conferencias-magistrales aprendí que debía fortalecer mi yo interno y
estabilizar mi economía. Un equilibrio biológico, psicológico y social.
Para ser un “buen padre”, debes
invertir en ti. Permítame explicarles: lamentarse de lo que has
perdido como por ejemplo un nivel de estabilidad económica y emocional, es sin
lugar a dudas un impedimento para ejercer tu rol de educador. En alguna entrega
anterior les explicaba que los padres y/o maestros “modelamos conductas”, así
que debemos estar bien con nosotros mismos para poder realizar otros roles,
como el de educar a nuestros hijos o el de dar clases.
La
emoción, es el hilo conductor de la motivación; la estabilidad y congruencia de
nuestro lenguaje corporal y discurso es lo que permite al niño prestar atención
y luego entonces poder aprender. Recibir apoyo psicológico es una buena
opción, para aprender a reconocer nuestro enojo y aprender a reaccionar
adecuadamente. En mi caso, escuchar una
y otra vez los audios, me permitía reflexionar sobre mi quehacer y
eventualmente salir de ese estado de “inmovilidad” en donde me lamentaba,
lloraba y me detenía el miedo. Con el tiempo y apoyo psicológico, reconocí mi
valor y participando en diferentes grupos de apoyo logré ponerme en acción.
Escuela para
padres, tiene más de un rostro; existen las escuelas formales como la del
municipio, existen las conferencias magistrales como las de la familia Bello,
esos servicios en su momento en lo personal me sirvieron, seguramente en tu
localidad, tu escuela, parroquia encontraras programas de “escuela para padres”.
¡Asiste!, generalmente son gratuitas o de cooperación voluntaria, una vez
“encaminado”, es decir una vez que sabes que buscar, el cómo adquirirlo, podrás
seguir de manera autónoma. En mi caso seguí a través de las Ciencias de la
Educación, que agruparon mis dos roles principales, ser madre y maestra. En
entregas posteriores les compartiré, algunos otros grupos de apoyo a los que
asistí y unos más que diseñé y conduje en apoyo a otras familias.
La vida es lo
que tu decides que sea, has con tu emoción un amarre que te catapulte a la
autorrealización; el miedo paraliza, sigue teniendo miedo y transfórmalo en
precaución y actúa. Hasta la siguiente
historia de vida, su Maestra Doctora Sandra Gómez Patiño.
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